Gloria García

JULIA MARGARET CAMERON

Una puesta en escena emocional

Añoraba atrapar toda la belleza que me pasara por delante y, a la larga, creo haber satisfecho tal anhelo.

Susan Sontag en su libro Sobre la fotografía escogía estos pensamientos de Julia Margaret Cameron para iniciar su breve antología de citas.

En este artículo queremos hablar de los primeros tiempos gloriosos de la fotografía con una pionera en el “arte fotográfico”. Queremos recordar a Julia Margaret Cameron.

A través de la estética y el rigor de esta fotógrafa inglesa y por medio del género del retrato, descubrimos un mundo de imágenes pictóricas que pretenden estar bien alejadas de la meta de los pintores de la segunda mitad del siglo XIX. El lenguaje secreto y misterioso de J.M.Cameron viajaría en la dirección de una belleza y poesía particular que hablaría también de su fortaleza.

J.M.Cameron nacida en Calcuta en 1815 se dedicó a la fotografía por pura afición cuando vivía en Inglaterra, en la isla de Wight, y a la edad de cuarenta y ocho años cuando su hija le regala su primera cámara. Una mañana de Navidad llegaría un paquete envuelto en seda con una nota que diría “Quizá te divierta, madre. Intenta hacer fotografías durante tu soledad en Freshwater” Desde este instante, Cameron supo que su vida había cambiado. La pasión que junto a su marido sentía por el arte y este invento que iba más allá de lo meramente tecnológico o mecánico, había despertado una obsesión.

Durante los comienzos de la fotografía el hecho industrial del fenómeno hizo que fuera en detrimento el concepto del arte. La mayoría de los fotógrafos retratistas de alrededor de los años 60 tuvieron que lidiar con la práctica comercial y financiera que les permitiría desarrollar la otra visión artística.

La fotógrafa J.M.Cameron sería un ilustre ejemplo del uso de la fotografía como medio de expresión artística libre de todo peso económico y gozando de libertad absoluta, desconocida hasta entonces, de su técnica. Mientras la tónica general del retrato era marcada por la clientela con el uso de contornos precisos y claros, Cameron podía descubrir otros mundos empleando un enfoque aproximado y contrastes lumínicos a menudo muy marcados. Era ese efecto “flou” tan peculiar. En su afán por sacar retratos, como narra en su autobiografía The Annals of my Glass House, reconocemos como modelos a celebridades que admiraba, como es el caso de Charles Darwin, Julia Jackon (madre de Virginia Wolf) o John Frederick William Herschel, aunque en la mayoría de las ocasiones eran familiares y amigos. Se dice que perseguía a sus vecinos, criados, nietos y a cualquiera de sus seis hijos para que posaran y que luego les regalaba chales y baratijas traídas en sus baúles desde la India.

No dudó en ningún momento en generar controversias con sus retratos y así fue defendido en las numerosas exposiciones internacionales de la época (Londres 1864, Edimburgo y Dublin 1865, París 1967, Viena 1872…) donde mostró su técnica.

Los miembros de la London Photographie Society no la admitieron entre ellos por sus defectos técnicos, debido a que realizaba fotografías con material deficiente, con un objetivo que no cubría totalmente el formato de las placas húmedas que empleaba de 20 x 25 y de 30 x 38 cm. Sus placas estaban a veces descuidadas por estar manchadas o arañadas aunque esto no les hacía perder valor artístico.

Distintas ramas nos llevan a formar el mismo árbol. Una, la necesidad de la unión con el mundo literario, que le llevaría a trasladarse con su familia a la isla de Wight para vivir cerca del poeta Alfred Tennyson. Otra, sus amplios conocimientos acerca del teatro que le facilitarían la creación de esos ambientes etéreos y esa profunda tragedia poética en sus retratados. Y la última, la influencia del pintor victoriano George Frederick Watts, que nos ofrece ese atractivo, un tanto kitsch, de algunas de sus composiciones alegóricas y que dan sentido a sus personajes.

J.M.Cameron murió donde había decidido retirarse, en Ceylan (Sri Lanka) en 1879. Su legado fotográfico nos introduce en la corriente pictorialista, y su mundo de celebridades graciosamente no le desveló que su sobrina nieta sería Virginia Woolf.

La Fundación Mapfre recogió una retrospectiva en mayo del 2016 en torno a la poética fotográfica de Julia Margaret Cameron organizada por el Victoria and Albert Museum. Este museo posee una importante, exquisita y extensa colección de la obra y método de trabajo de esta fotógrafa.

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