Annie Le Brun

Lo que no tiene precio

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No resulta sorprendente, pues, que las fundaciones y los museos de arte contemporáneo sean los mejores expositores de semejante monotonía. Así, de una metrópoli a otra, se exponen los mismos artistas, como de un aeropuerto a otro, se encuentran las mismas tiendas que ofrecen los mismos productos. Y podríamos seguir con el paralelo hasta con la ausencia de toda crítica frente a lo que propone tanto en unos espacios como en otros.

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