Para una filosofía de la escultura

Ángeles Marco

 


PARA UNA FILOSOFÍA DE LA ESCULTURA


 

 

ÁNGELES MARCO: OBJETO, IMAGEN Y FICCIÓN

Román de la Calle

Esculturas

Instalación Testigos auxiliares. Serie Suplemento, 1997

Ángeles Marco ( Valencia,1947-2008) inicia su decidida andadura, en el quehacer escultórico, hacia mediados de la década de los años sesenta, aunque será a partir de 1973 cuando su trabajo se enmarca ya en un meditado programa que asume criterios de continua experimentalidad y máxima cualificación, centrándose además en líneas temáticas bien determinadas.

Esas dos notas  –experimentalidad cualificada en la investigación y tematización, como estrategia y recurso para el establecimiento de un cierto horizonte unitario en sus proyectos- definirán la posterior evolución de sus series escultóricas, a lo largo del último cuarto del siglo XX, sin olvidar algunos trabajos puntuales, que también comentaremos, que penetran en el primer lustro del XXI.

 

Escultura

Estudiante. 1972

Siempre nos ha parecido relevante el hecho de que, en su sostenido esfuerzo por conformar y dotarse de un lenguaje individual, Ángeles Marco haya considerado como partes de un mismo y único proceso tanto la construcción de sus objetos y propuestas como el desarrollo de la más completa conceptualización posible en torno a tal actividad. Es esa aguda y crítica autoconsciencia la que, a fin de cuentas, correlaciona íntimamente proceso y programa, en su dedicación escultórica.

Escultura

Etapa inicial. 1970-1973

A veces da, incluso, la impresión de que es el programa el que guía –minuciosamente– el proceso se
guido, pero he aquí que la propia versatilidad de dicho proceso acabó siempre demostrándonos palpablemente que era, en resumidas cuentas, el proceso mismo el que contenía y definía las condiciones específicas de la realización del programa. Así,
si meditamos en ello, podemos constatar que cada serie se distiende históricamente entre las rigurosas adaptaciones del programa y las flexibles circunstancias –a veces coyunturales– que enmarcan, en cada caso, el proceso resultante.

Sin duda, su empirismo crítico se deslizaba además por la barandilla de una metodología pluralista.

Escultura.

Etapa inicial. 1970-1973

Quizás, en buena medida por ello mismo sus series fueron siempre abiertas, nunca consideradas –del todo– conclusas. Y así, se reservaba de continuo el derecho y la oportunidad de poder volver a revisitar, alternativamente, los límites de cada serie, ampliando, revisitando e introduciendo tentadores suplementos en su impenitente y recursiva reactualización de las mismas.

Tampoco faltó nunca, en el trabajo escultórico de Ángeles Marco,un marcado y profundo sentido antropológico, más implícito –a decir verdad– que directamente explicitado. Así aunque, de hecho, nunca representada –como inmediato referente figurativo– la presencia humana se halla perpetuamente como agazapada y a la espera de saltar, desde el principio hasta el final de sus propuestas.

Tal sucede, ciertamente, en muchos trabajos de Ángeles Marco respecto al planteamiento de las dimensiones, cuya elección –con sus diversas variantes– no dejan de conllevar puntuales significados. Así, abundaban en su taller objetos escultóricos realizados a pequeña escala, como desarrollo de ideas, quizás a caballo aún entre la imaginación y la realidad tangible, que no por ello dejaban de impactar al visitante. Y junto a ellos podían encontrarse asimismo esculturas diseñadas con una medida totalmente inadecuada a la caracterización y escala humanas y que, sin embargo, psicológicamente no dudaríamos en calificar como «objetos accesibles», por la inmediata correlación que mantienen, a pesar de sus proporciones, con su supuesto uso.

Escultura.

Etapa modular. 1974-1980

Esa dispar y reiterada inclusión de la activa presencia del sujeto espectador obedecía siempre, por cierto, a una intención previa y perfectamente calculada durante el desarrollo del proyecto escultórico: la propia Ángeles Marco filtraba su quehacer asumiendo explícitamente el genuino papel de primera espectadora / mediadora del programa. Al fin y al cabo, lo experimental no sólo se declina en los hechos y en las conclusiones fácticas inferidas de aquéllos, sino que también, entre tales hechos, cohabitan las ideas, las miradas, los recuerdos e interpretaciones relativas a los mismos.

¿Hasta qué extremo en los procesos escultóricos de Ángeles Marco, algunos de los problemas por ella misma planteados no eran sino cuestiones surgidas directamente a partir de determinados conflictos de interpretación, que afloraban cronológica e intermitentemente entre la planificación inicial (programada) de la serie y las posteriores lecturas / mediaciones quizás, incluso, transgresoras, asumidas –desde su papel de observadora privilegiada– en el particularísimo desarrollo paulatino de la conformación de cada una de las piezas?

Escultura.

Etapa modular. 1974-1980

Diríase que, en el contexto de sus series, incluso al contemplarlas hoy, no deja de emerger todo un cúmulo de «imágenes en competencia», capaces de producir, por sí mismas, niveles múltiples de ambigüedad, merced a lo cual se propician y generan, a menudo, dobles lecturas perceptivas en sus propuestas escultóricas. Eso era, al fin
y al cabo, lo que ella deseaba provocar y mantener.

Por otra parte, tratándose de una producción artística acogida explícitamente al concepto de serie, quedaba plenamente justificada la sistemática adopción de temáticas diversas, tratadas en el marco común de la serie. De hecho, tales temáticas podían, además, estar íntimamente relacionadas entre sí, de forma que una concreta temática a menudo propiciaba diversos enfoques similares, a modo de variantes de interpretación, a partir de una idea quizás común a todas ellas.Escultura

No sólo se trata, por lo tanto, escuetamente de conformar imágenes – a menudo cargadas de intensos recursos poéticos, a pesar de su aparente frialdad expresiva, dados los materiales comúnmente utilizados– sino de que tales imágenes se incardinen además de manera directa, en la conformación de objetos.

Tal como hemos apuntado, las series fueron, comúnmente, el auténtico eje vertebrador de la poética / programa constitutivo del quehacer escultórico de Ángeles Marco, así como de sus concretos procesos de articulación y génesis de cada una de las piezas, en su versátil relación con el conjunto.

Sólo, a modo de resumen cronológico, nos parece conveniente traer a colación la tabulación de las series que Ángeles Marco desarrolló desde el año 1974, a pesar de que sólo ocuparán nuestros actuales recorridos aquellos planteamientos seriados que han constituido su quehacer escultórico en la última década del siglo XX y su tránsito al XXI.

Escultura de Ángeles Marco
Etapa inicial (1970-1973)
Serie Modular (1974-1980)
Serie Espacios ambiguos (Imagen y Ficción) (1980-1986)
Serie Entre lo real y lo ilusorio (1986-1987)
Series Tránsito y Salto al Vacío (1987-1989) Serie Suplemento (1990-1992)
Serie Presente / Instante (1991-1992)
Serie Suplemento «Entre» (1992-1995)
Serie Suplemento al Vacío (1996-1998)
Performance Fílmica (1999-2001)
Última relectura: un resumen transvisual (2004-2005).

En lo que hemos calificado como “Etapa inicial”, queremos englobar todos sus trabajos iniciales, decantados –curiosamente– hacia una cierta figuración subjetiva, utilizando materiales muy distintos, aunque fuese con preferencia el mármol el `as y tratamientos matéricos diversos. Sin duda, fue una etapa de amplio tanteo.

Será a partir de 1974 cuando se incline decididamente hacia las construcciones modulares, concebidas en series integradas de objetos normalizados, casi siempre elaborados manipulando planchas metálicas. Esta etapa, en la que ya destacará un cierto minimalismo racionalista, se extendió prácticamente hasta finales de los años setenta.

Los módulos geométricos combinables no alcanzaron grandes formatos, ni fueron planificados como elementos aislados. Se trataba más bien de investigar cuestiones estrechamente relacionadas con la composición de formas, ámbitos espaciales y pequeños environments, en los que el cromatismo puro e intenso asumía a veces un papel homogeneizador del material tratado e introducía su propia normativa en el conjunto de los códigos que regulaban y establecían los posibles juegos combinatorios.

Instalación. Ángeles Marco

Entre lo real y lo ilusorio, 1986-1987

Sin embargo, ya hacia 1979 las planchas van liberándose de las pautas rígidamente constructivas, a la vez que se abandona el culto por la pureza cromática. Paulatinamente fue concediendo mucha más importancia a la presencia misma del elemento metálico y a sus propiedades directamente sensibles, tanto en su calidad de material en sí mismo físicamente manipulable, como tomándolo como soporte para la aplicación de otros recursos, tales como las masillas reactivas, las tintas serigráficas, los pigmentos nitrocelulósicos, las grafitaciones, los collages o los dibujos.

Esos años conformaron un periodo de intensa transformación, que funcionó de hecho como puente entre la etapa precedente, de formación, de los setenta, y el posterior modus operandi de una Ángeles Marco, que irá siendo cada vez más conocida. Muchos elementos utilizados anteriormente en calidad de medios para la realización plástica se convertirán luego en directos objetos de análisis, sin dejar por ello de participar en la conformación de las obras: rasgos figurativos de cuño arquitectónico, planteamientos geométricos de perspectivas contrapuestas, enlaces entre lo bi y lo tridimensional, etc.

Es así como irá estableciendo –a nivel de postlenguaje– lo que ya denominé su “nueva poética de la negación”: no a los requerimientos cromáticos, no a la coherencia de una construcción espacial unitaria, no a la correspondencia de los planos visuales en la obra, no al estricto racionalismo anterior, no a las lecturas referenciales, no a los armónicos recursos lúdicos de las formas…

Posiblemente fue esa doble apelación a los elementos del lenguaje visual (para utilizarlos y para analizarlos en la propia obra), asumiéndolos y de algún modo haciéndolos a la vez inviables, como portadores de sentido y orientación, lo que en última instancia constituyó la base de sus hipótesis de trabajo posteriores. De ahí nacieron –encadenadas– las diferentes series.

Escultura de Ángeles Marco

Serie: Tránsito y salto al vacío, 1987-1989

Un dato fundamental será la apertura y movilidad de aquellos procesos / programas que iban a presidir el desarrollo de las series y, desde ellas, definir los objetos escultóricos de Ángeles Marco. Diríase que su talante plenamente experimental planteaba en cada serie –respecto a las demás– tanto la recursividad como la innovación: no temía ni dudaba, lo más mínimo, ante la posible reutilización de recursos ya conocidos, readaptándolos, de hecho, con igual soltura como podía incorporar nuevas estrategias y nuevos procedimientos a la propia construcción.

Por último, no podemos pasar de largo respecto a los considerables niveles de resolución técnica que presentaban habitualmente las obras de Ángeles Marco. En ese sentido, uno de los aspectos primordiales –ya apuntado anteriormente– viene siendo el estudiado tratamiento y el recurso plural a distintos sistemas técnicos, directamente transvasados del mundo industrial y de la ingeniería. Siendo éstos, lógicamente, readaptados en conjunción con los sistemas técnicos más específicamente escultóricos.

Camuflaje.

Camuflaje. Serie transito y Salto al vacío. 1987-1989

Así Ángeles Marco experimentaba con sistemas técnicos de uniones móviles y de uniones desmontables, con sistemas de taladro, corte, curvado y plegado. También aplicaba soluciones basadas en técnicas de enfaldillado y sistemas diversos de soldaduras. Procuraba dominar técnicamente el oficio, para –desde tal premisa profesional– poder remontar el vuelo de la investigación artística.

Tampoco había renunciado –sobre todo en la última parte de su trayectoria– en vistas a la construcción de determinadas piezas escultóricas, a distintos procedimientos de trazado, reproducción, medición y verificación llevadas a cabo a través de medios tecnológicos. Tal sucedía, como era lógico, con la aplicación del ordenador al diseño escultórico y a la realización y ajustes técnicos de alta precisión, o bien con la conformación de determinados objetos mediante molde-inyección de materiales fundidos en estado líquido, como el caucho a 130º de temperatura, que posteriormente solidifican. En realidad conocía muy bien el comportamiento de estos materiales, como lo había demostrado ya en experiencias precedentes.

Instalación

Serie: Tránsito y salto al vacio, 1987-1989

Pero no por ello dejaba Ángeles Marco de recurrir y combinar otras estrategias técnicas en las que podían intervenir, por ejemplo, conjuntamente el torno y los sistemas de construcción mediante cajas de reproducción. Sin embargo, no se olvide que comúnmente los objetos escultóricos no sólo atendían a los aspectos propiamente estructurales y constructivos sino que, de hecho, su pertinente acabado venía resuelto con eficacia por tratamientos de superficie muy diversos, tales como podían serlo los recubrimientos antioxidantes, los tratamientos mediante masillados con tinción, con pinturas de intemperie o incluso recurriendo a la encáustica, entre otros procedimientos. A menudo también las piezas eran realizadas –de
acuerdo con su ubicación y su relativo sometimiento a las oscilaciones climáticas exteriores– con materiales resistentes a la corrosión, como era el caso del acero Corten-A. De hecho, siempre me impactó su extrema profesionalidad.

Durante décadas había seguido, por mi parte, con asiduidad y dedicación profesionales, la trayectoria de Ángeles Marco, a través de sus investigaciones y experiencias en torno al mundo de la escultura. De hecho, ninguna etapa de su itinerario había quedado al margen de mis intereses como crítico de arte y todas ellas, a decir verdad, han merecido
el correspondiente estudio y reflexión, por mi parte. Desde sus primeras propuestas de la segunda mitad de los años setenta, más estrictamente atraídas por el desarrollo de objetos tridimensionales y por la estructuración seriada de sus formas, hasta sus sólidas preocupaciones escultóricas posteriores, mucho más cargadas de referencias conceptuales y/o
conectadas, cada vez más, con cuestiones audiovisuales, siempre me parecieron las etapas de su itinerario dotadas de una singular carga reflexiva.

Suplemento. Ángeles Marco

Serie Suplemento, 1990-1992

De ahí surgieron, durante tantos años, las frecuentes visitas a su taller y las reiteradas conversaciones mantenidas, tanto frente a sus proyectos como ante sus obras recién terminadas. Quizás en esas colaboraciones y diálogos tratamos de recorrer senderos que intermitentemente se cruzaban o descubríamos en nuestras vidas académicas ciertos paralelismos, entre la teoría y la práctica, entre la crítica y la creación artística.

Por eso mismo me interesé, de manera muy particular, cuando me comunicó, tras un largo paréntesis de enfermedad, la nueva vuelta de tuerca que pensaba dar a su quehacer escultórico, fundada sistemáticamente –una vez más– en una pormenorizada revisión de algunas de sus aportaciones precedentes, con el fin de poner en pie una nueva exposición de sus trabajos reasumidos y replanteados.

Sin duda, la transvisualidad ha sido una categoría fundamental de la estética contemporánea, que –tras cruzar más o menos silenciosamente, guadianizando la historia entera del arte– se ha afianzado, como estrategia operativa, en el transcurso del siglo XX, para convertirse en imprescindible precisamente en aquellas décadas que han funcionado como puentes en el cambio del nuevo siglo.

Instalación. Ángeles Marco

Presente instante. 1991-1992

Así como todo texto emerge de otros textos y a ellos nos remite recurrentemente, de manera igual, en el universo comunicativo que por doquier nos rodea, cada imagen echa sus raíces en la historia de otras imágenes y hacia ella apunta con sus posibles enlaces, guiños, citas, relecturas, sugerencias y transgresiones.

Sin duda, Ángeles Marco, en su extensa y prolija trayectoria, ya había puesto en marcha el ejercicio creativo de tal categoría productiva, pero en esta ocasión quería, como decíamos, aplicarse de nuevo a esa prolífica transvisualidad, para ejercitarla pautadamente y paso a paso sobre algunos de los hitos más destacados de su propio recorrido artístico. Es decir que como una especie de sistemática relectura –de revisión selectiva y de posible apertura e indefinida complitud– Ángeles Marco quería revisitado, una vez más, sus proyectos y sus piezas ya históricas, demostrando con ello que su itinerario artístico personal supuso tanto –en su momento– una definición periódica de opciones (la implantación de una cierta poética, con su operatividad y sus normas, según las etapas efectivas desarrolladas) como el hecho mismo de tener que relegar (dejando en el camino, como a la espera y en reserva) muchas de las posibilidades apuntadas en el seno mismo de tales opciones escultóricas.

Instalación.Ángeles Marco

Serie Suplemento. 1992-1996

Ahí están, algunas de sus impactantes piezas, todas desarrollas, como despedida biográfica, en el año 2005 y de las que pude ir viendo, paso a paso su gestación en el taller, renaciendo poderosamente de la
memoria, para ratificarlo plenamente. Ahí están sus “Trípodes con péndulo”, sus “Puntales con piezas móviles”, sus “Paneles & taburetes inestables”, sus “Estructuras en desequilibrio” o su “Voravia indeterminada”. Fue la última vez que visité su taller.

¿Cómo no reencontrar, por mi parte, los ecos de aquellas series ya históricas, en estas propuestas actuales –“otras”– cuyo sentido y rediseño es totalmente inseparable de esa auto-transvisualidad a la que hemos apelado explicativamente?

Hace dos décadas, en el catálogo del IVAM, yo mismo escribía, que las diferentes propuestas de Ángeles Marco apuntaron siempre, de manera experimental, hacia la elaboración de series, entendidas como totalidades abiertas y nunca del todo conclusas, es decir siempre factibles de plurales complementaciones posteriores. Por eso vale la pena hablar de la huella y de la memoria del taller que en ellas aún se mantenía. Y añadía además que era habitual en sus estrategias creativas el desarrollo de una pluralidad de variantes aplicables sobre y a partir de la misma pieza, lo cual rompe con el consagrado esquema del culto a la unicidad de la historia de estas series. Por eso cabría hablar metodológicamente del “desarrollo múltiple” existente en la generación de las obras concretas de Ángeles Marco.

 

Instalación

Instalación. Testigos auxiliares.

La verdad es que aquella emblemática “memoria del taller” volvía a tener, en esta ocasión, una significación muy especial y doblemente impactante para mí: la impronta de la producción más reciente que ella me presentaba y también la del recuerdo efectivo del ayer.

Es así como el eje “concepto / imagen /objeto / ficción” se abría directamente al lenguaje de las metáforas, al que tanto había recurrido siempre y muy eficazmente la producción escultórica de Ángeles Marco. Entre esa particular conciencia constructiva y la singular carga poética,ascéticamente formulada, se seguían moviendo –hasta el último momento– todas sus piezas, sutiles e impactantes, tan expresivas como rotundas, tan determinantes como sugerentes. Ese fue el poder de su inquietante e indiscutible seducción, que permanece, como despedida, instalado cruelmente en mi memoria.

 

Entre en la Duda

Entre en la Duda . 1994

 

 

SERIES SALTO AL VACÍO Y EL TRÁNSITO (1986-1989)

MarcoAV1 copia

 Salto al vacío y tránsito-2

INSTALACIÓN SERIES EL TRÁNSITO Y SALTO AL VACÍO (1986-89)

Tránsito y salto al vacío

…La performance trata del tema del deseo de renacer en el otoño del destino. Utilizando los símbolos de hojas secas propias de la estación otoñal y de flores crisantemos, una capa grande de color negro tipo “capa española” como envoltura móvil, que destapará el cúmulo de hojas y flores dejando al descubierto la naturaleza, un recorrido–traslación, en el que se pronuncia varias veces “mirai saisei” (“renacer destino”) para posteriormente desvanecerse, y así cumplirse plásticamente el devenir de la existencia.

                                                                                                                                                                                         Ángeles Marco

SERIE SUPLEMENTO (1990-1992)

Serie Suplemento

 

 

 

INSTALACIÓN TESTIGOS AUXILIARES (1997)

 

Testigos auxiliares

SERIE METTA PÉNDULO (2006-2007)

 Serie Metta Péndulo

 

…Lo que con esto se pretende poner de relieve es la necesidad, por lo que se refiere a la obra de arte, de rehacerla continuamente, de su imposible finalización sin la presencia de un sujeto actuante que, “en cada instante” la actualice: el escultor ejerce públicamente la función de espectador que con su visión, finaliza la obra.

                                                                                                                          Ángeles Marco

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Entre Mirar y ver

 

Julia Dorado

 


Entre mirar y ver


 

 

Exposición de pintura

Exposición Pablo Serrano

Modelo divino

Nada es necesariamente ajeno al pintor, pero no todo cabe en su pintura al mismo tiempo. Cada decisión que conduce a que un cuadro sea como es, desde la elección del bastidor al emplazamiento de cada mancha, resulta ser el sacrificio de otro cuadro posible; el pintor, la pintora va recorriendo una especie de laberinto, lleno de incertidumbres, que puede no conducir a parte alguna, dejando a un lado caminos de cuyo destino no se sabrá nunca. Siendo que esto sucede con cada cuadro concreto en que se materializa el trabajo del pintor, también sucede que aquellas decisiones estilísticas, que marcan como coherente un periodo, ciclo o simple serie, dejan a un lado otros planteamientos no menos posibles. Dejan a un lado a otro pintor o pintora que ya no será, pero que puede convertirse en un atípico maestro.

Julia Dorado es una pintora hiperconsciente de la realidad, y cierta ironía se suma siempre a su trabajo.

 El estar ahí el espacio es la constancia de que nosotros no somos, desde el momento en que miramos, de que nos

Pintura, Julia Dorado

Veo, veo…

disolvemos en el ver. Uno de sus grandes cuadros (“Veo, veo…”, 2014) parece un homenaje al Hitchcock de “La ventana indiscreta”. Frentea nosotros se alza un telón grisáceo, hecho de una luz fría, en el que se abren ventanas, alternándose en dos secciones o pisos. Estos vanos permiten cotillear lo que hay detrás. En la parte superior, lo que se ofrece es una seductora luz amarilla. En la zona inferior, atisbamos un interior oscurecido. Arriba, unas sombras naranjas parecen ser dos figuras que dialoguen; otra figura deambula solitaria por abajo. Esta es una de las pinturas mejores y más chocantes de cuantas haya hecho Julia Dorado. En parte, es un híbrido entre su práctica pictográfica y sus ficciones espaciales. El planteamiento es deliberadamente teatral, pero es un drama hecho de instantes congelados. La mirada filtrada, o mejor, el propio filtro o pantalla se impone como tema, filtro que, a un tiempo, permite y la limita la visión, es un asunto que ocupó a los impresionistas.

Pintura. Julia Dorado.

Amarillo y escena.

De algún modo, la pintora se sitúa delante de un escenario, dispuesto por ella misma, pero al que no puede acceder. Y donde no sucede otra cosa que la propia pintura. Pintura que incorpora la destrucción de la propia pintura. El producto del arte serán unas ruinas amables donde sólo el otro (nosotros, los espectadores) podemos acceder, distraídos de nuestro ser cotidiano por el señuelo encantador de la pintura, por su falsa transparencia.

Banco para ver el cuadro

Banco para ver el cuadro

 

 

 

 

 

En las pinturas últimas recupera los problemas de la perspectiva aérea, del modo sutil de pintar el aire, de las modulaciones del color en función de la luz y las distancias. No parece un simple capricho. Es su modo de dejarnos solos a los espectadores, y de huir el autor de la pintura sigilosamente. La verdadera rendición de Breda consiste en entregarnos a los demás las llaves del cuadro. Lo que nos muestra, con todo, Julia Dorado, son posibilidades de manifestación de los objetos, y no los objetos mismos. Lo más parecido a objetos que nos ofrece son simples signos, o fantasmas de presencias que ya no están. Su asunto es un teatro de la mirada sobre las cosas, sin que los simulacros de esas cosas hagan falta.

 

 

Julia Dorado había dicho que “delante de un cuadro hay que quedarse quieto y mudo, sin palabras, sin tema” . El tema de estos cuadros sin tema está en esa ausencia, que no es una ausencia en negativo, a interpretar como carencia, sino una ausencia en positivo, como la del color blanco que resume todos los colores, o la del vacío lleno de posibilidades de una escenografía. Podemos rescatar la consideración del arte puro en Baudelaire. “C’est créer une magie suggestive contenant à la fois l’objet et le sujet, le monde extérieur à l’artiste et l’artiste lui-même” . Es crear una magia sugestiva que contenga a la vez al objeto y al sujeto, el mundo exterior al artista y al propio artista.

 

 

 

La hija del aire

La hija del aire

 

 

Pintura sobre lienzo

Cuestión de orden

 

 

 Texto extraído del catálogo de la exposición por Alejandro J. Ratia

Exposición de Julia Dorado. IAACC Pablo Serrano. Paseo María Agustín, 20  Zaragoza. Hasta el 12 de Octubre del 2015

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Una ventana al color de la abstracción

 Sonia Delaunay


UNA VENTANA AL COLOR DE LA ABSTRACCIÓN


 

SONIA DELAUNAY

 

Sonia Delaunay en su estudio.

Sonia Delaunay en su estudio.

Sonia Delaunay-Terk. Gradzihsk ,1885- París,1979

Sonia Delaunay-Terk, nacida Sonia Stern, representó un papel fundamental en el desarrollo del orfismo, término acuñado por Apollinaire que alude a Orfeo, el personaje que en la mitología griega se asocia a la música. Sonia se expresó en sus proyectos con esta corriente tanto en la pintura como en el campo del diseño de moda, tejidos y libros, entre otros.

De origen ucraniano, fue confiada, con apenas cinco años, a sus tíos maternos de San Petersburgo, de quienes recibió una educación cosmopolita. A través de Max Liebermann, conocido de su tío, tomó contacto con el mundo artístico germano y en 1903 se trsladó a Karlsruhe para comenzar sus estudios de pintura. Dos años más tarde continuaría su formación en París en la Académie La Palette. Durante estos años sus obras reflejaron su admiración por el postimpresionismo de Vincent van Gogh y Paul Gauguin, así como del fauvismo de Henri Matisse.

Prismas eléctricos. (colabora con Cendrars).1914

Prismas eléctricos. (colabora con Cendrars).1914

Para no abandonar Francia, Sonia contrajo matrimonio de conveniencia con el marchante alemán Wilhelm Uhde, a través del cual conoció a artistas de vanguardia como Pablo Picasso, Georges Braque, o el propio Robert Delaunay, con el que se casaría en 1910 tras divorciarse de Uhde. A partir de entonces, el intercambio artístico entre ambos sería constante. Entrelazaron sus vidas y sus destinos artísticos hasta tal punto que, en muchas ocasiones, es difícil saber si estamos ante la obra de uno o de otro. Como él, se sentiría interesada por las teorías del color de Michel-Eugène Chevreul. Pero mientras Robert escribía textos algo confusos para posicionarse frente al cubismo, Sonia aplicaba la teoría a experiencias directas de la vida moderna, diluyendo las fronteras entre arte y vida. Estas son algunas de las reflexiones de Sonia sobre su relación: “Se comete una auténtica y flagrante injusticia con nosotros dos. A mí me colocaron en las artes decorativas y no quisieron admitirme como pintora completa.”

“Él pensaba mucho y yo estaba pintando siempre. Coincidíamos en muchas cosas, pero había una diferencia esencial. Su actitud era más científica que la mía en lo que se refiere a la pintura pura, porque él buscaba una justificación a sus teorías.”

Prose du Transsibérien et de la petite Jehanne de France

Prose du Transsibérien et de la petite Jehanne de France

En 1913 comenzaría su serie no figurativa Contrastes simultáneos que procede de la colección De Abreu, al igual que Mujer con sombrilla de su marido Robert. Pertenece a un conjunto de obras del mismo título en las que la pintora se aparta de la disgregación de la forma de los cubistas y futuristas y sintetiza admirablemente la trama de las «ventanas» y el ritmo de las «formas circulares» inventadas por Robert, alcanzando una pureza abstracta en la que el color es tanto forma como contenido. Lo que les interesa a Sonia y a Robert del color es el «movimiento» como agente generador del nuevo espacio de la pintura moderna. Para lograr este movimiento Sonia se vale tanto de los colores complementarios como de los contrastes de colores disonantes, como el azul y el rojo, esta agudeza de los colores que se denomina cromatopsia.

Icarus. Tapíz. 1930

Icarus. Tapíz. 1930

Ese mismo año colaboró en la ilustración de los poemas y el diseño de la cubierta de La Prose du Transsibérien et de la petite Jehanne de France de Blaise Cendrars. Expuso pinturas, telas y encuadernaciones realizadas con esta técnica y también diseñó vestuarios para teatro.

La llegada de la Primera Guerra Mundial les sorprendió en la península Ibérica y durante los años de la contienda vivió en España y Portugal. En 1917, tras el triunfo de la Revolución de Octubre, dejó de recibir las rentas que había percibido hasta entonces y comenzó a comercializar sus creaciones, primero en Madrid, donde abrió una  tienda con sus propios diseños de moda, y en 1920, tras su retorno a París, inauguró la Boutique Simultané. En esta década Delaunay se dedicó al diseño de ropa y a sus telas pintadas a mano con colores brillantes que revolucionaron el diseño textil.

Still photo from the film Le P'tit Parigot

Still photo from the film Le P’tit Parigot

En el París de los años veinte tuvo una estrecha relación con los grupos dadaístas y surrealistas y colaboró con ellos en la producción de proyectos teatrales y cinematográficos como Le P’tit parigot de Le Somptier.

Les Robes Poèmes. Litografía.1969

Les Robes Poèmes. Litografía.1969

Durante la década de 1930 estuvo en contacto con grupos  artísticos que abogaban por la abstracción en el arte como Abstraction-Création o Cercle et Carré y fue uno de los miembro s fundadores de Réalités Nouvelles en 1939. Tras la muerte d e su marido en 1941, Sonia Delaunay continuó trabajando y colaborando en la promoción del arte abstracto.

Sería a partir de entonces cuando volvería a reencontrarse con la pintura, sin dejar por ello de promocionar la obra de su marido. Sus

Les filles en maillot de bain. Acuarela sobre papel. 1928

Les filles en maillot de bain. Acuarela sobre papel. 1928

pinturas de este periodo no obstante varían algo su estilo anterior, inclinándose ahora por realizar gouaches de formas más delicadas y sencillas, aunque sin perder nunca la alegría y la fuerza del color.

Sin título. 1932

Sin título. 1932

En 1964 el Museo Nacional de Arte Moderno de París recibió una  donación de 58 obras suyas y de su marido, que fueron expuestas en el Musée du Louvre  a modo de antológica, y en 1975 pudo realizar una exposición individual en el mismo museo, siendo así la primera mujer que expuso en vida en el Louvre, sólo cuatro años antes de morir en 1979.

Diseños textiles

Diseños textiles

Sonia Delaunay- Terk fue una de las más importantes pintoras que desarrolló su vida y obra fuera d  e las fronteras del país. Se la consideró la reina del art decó y junto con su marido se convirtió en referencia única para las vanguardias europeas y los círculos vanguardistas parisinos.  Sin embargo forma parte de la vanguardia Rusa y aportó al arte la definición de importantes movimientos en la década de 1910 a 1920,como el simultaneísmo y el orfismo, las últimas derivaciones del simbolismo, pero dentro de códigos y formas propias del mundo moderno.

En la actualidad puede verse en el MAM (Museo de Arte Moderno de París) hasta el 22 de febrero, una gran retrospectiva de su obra, con más de 400 piezas entre pinturas, tapices, acuarelas, grabados, moda y textiles. Esta monografía sigue la evolución del artista desde principios del siglo XX hasta la década de 1970,  planteando su  importante papel  en la abstracción, de la que es una las figura pioneras.

 

La Plage. Litografía.1973

La Plage. Litografía.1973

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