NIGREDO / ALBEDO / CITRINITAS / RUBEDO. LOUISA HOLECZ

Yanaiara

NIGREDO / ALBEDO / CITRINITAS / RUBEDO

Louisa Holecz

Niobide abandonnée, 2024

Mi proceso creativo siempre refleja mi atracción personal por los impulsos destructivos y reparadores. Me interesa la forma en que las experiencias caóticas, así como la agresión destructiva, se convierten en obras de arte a través de un proceso de sublimación. De ahí mi interés por la costumbre de Claudel de destruir su obra.

Louisa Holecz

La artista visual británica Louisa Holecz (Londres, 1971), afincada en Zaragoza desde el año 2000, irrumpe en la escena española en 2009 revelando un imaginario rico y conmovedor. Desde sus primeros cuadros de criaturas salvajes con atmósferas intensas y casi viscerales, ha ido abriéndose camino hacia proyectos de gran carga conceptual, en los que lo informal se convierte en vehículo de lo intangible. Holecz deriva, así, hacia una exploración más íntima de la memoria, haciendo presencia física el recuerdo de la casa familiar y los objetos heredados de madres a hijas. Su pintura y dibujo dialogan con la escultura y otros materiales táctiles para hablar del hogar, la maternidad, la enfermedad o la pérdida.

En su proyecto más reciente, Souvenir d’exil, estas preocupaciones alcanzan un poderoso cauce creativo adentrándose en el enigma vital de la escultora Camille Claudel. A partir de su trágica historia –un talento condenado al olvido en reclusión– Holecz reflexiona sobre la poética de la duda, la identidad desvanecida, la destrucción y el exilio. Para comprender el calado de este trabajo contamos con la colaboración de la historiadora del arte y comisaria de la exposición Souvenir d’exil, que tuvo lugar en el Museo IAACC Pablo Serrano en 2025 como culminación de los 6 años de investigación de Louisa Holecz.

MOTS D’EXIL. LOUISA HOLECZ

Por Chus Tudelilla

En 2019 Louisa Holecz inició el proyecto Souvenir d’exil cuando, con motivo de la exposición Viaje al manicomio celebrada en la galería La Casa Amarilla de Zaragoza, presentó la pintura Clotho, actualmente en la colección del IAACC Pablo Serrano. Clotho alude a la escultura realizada por Camille Claudel en 1893 y al jardín del manicomio de Montdevergues donde murió en 1943, tras un encierro de treinta años. Existen fotografías de aquel jardín, pero ¿cómo lo veía y sentía Camille Claudel? Louisa Holecz lo pinta seco y estéril como las hebras que surcan hirientes el cuerpo de la escultura Clotho, la moira del destino.

Clotho marcó el inicio de un profundo y complejo ejercicio de reflexión pictórica en la trayectoria de Louisa Holecz, al que acompañó el estudio del legado de Camille Claudel, escasamente apreciado en los ensayos dedicados a la escultura del siglo XX y siempre supeditado al de Rodin. El lenguaje del arte no es ni una historia lacrimógena ni un cuchicheo confidencial, quiso dejar claro Linda Nochlin; de la misma opinión es Louisa Holecz y con el propósito de atender a las claves que singularizan la decisiva aportación de Camille Claudel a la escultura europea, centró su proyecto Souvenir d’exil en atender el “enigma Claudel”, cuyo desvelamiento invita a plantear determinadas cuestiones en el ámbito de la creación visual contemporánea, tales como el reconocimiento efectivo en el sistema arte de las obras realizadas por mujeres, la necesidad urgente de establecer un diálogo entre los diferentes ámbitos de la cultura, o la constatación, de que, como anotara Giorgio Agamben, lo contemporáneo no puede más que revelarse en el espesor de temporalidades entrelazadas desde el que percibir la actualidad.

La secuencia de obras que vertebra el proyecto Souvenir d’exil configuran una cartografía visual organizada en diferentes estadios que dan testimonio de la intensa meditación que Louisa Holecz realiza sobre la pintura desde el puro acto pictórico, una posición de vértigo, siempre al borde del naufragio, en el anhelo incierto de recuperar desde el imaginario la memoria de lo perdido. Así lo constaté en el breve ensayo que escribí en la publicación que acompañó al proyecto expositivo presentado en el IAACC Pablo Serrano, durante los meses de enero y marzo de 2025, del que fui comisaria.

Hamadryades, 2024

Un paisaje enmarañado y oscuro señaló aquellos días el horizonte sin lejanía, un muro de pintura, que recibía y ante el que se situaba el espectador a la entrada de la exposición. Hamadryades es su título, en referencia a una escultura desaparecida de Camille Claudel dedicada a las ninfas que habitan en los árboles. La enorme masa arbórea de chopos negros era el límite que separaba el último taller-vivienda de Camille Claudel -en el 19 del Quai Bourbon de París, donde se instaló en 1899-, del mundo. Desde hacía mucho tiempo la soledad era la única aspiración que le permitía crear sus propias obras, “para ella”, según decía. En torno a 1905 empezaron las fugas y la sistemática destrucción de sus obras, auténticos autos de fe que realizaba para exorcizar sus males. Louisa Holecz registra la acción en el ciclo Peintures de destruction. A su lado las implacables moiras del destino: Clotho, Lachésis y Átropos. De la estirpe de la Noche, como las Moiras, procede la diosa Lete, pareja opuesta a Mnemosine, la diosa de la memoria. Desde muy temprano, la genealogía de Lete cede en importancia ante Leteo, un río del infierno que concede el olvido a las almas de los muertos. En el suave fluir de las aguas mágicas se disuelven los recuerdos. Louisa Holecz almacena en su memoria la historia de Camille Claudel, a quien acompaña a lo largo de su trayectoria recuperando del olvido con sus pinturas las esculturas destruidas y arrojadas a la corriente del río. Niobide abandonnée y Sédiments, secuencia de pinturas sobre papel.

El Atlas Mnemosyne fue el gran proyecto de Aby Warburg. En noviembre de 1918 sitúa Warburg los primeros síntomas de su enfermedad mental que consistía, según escribió durante su estancia en la clínica psiquiátrica Bellevue, el 16 de julio de 1921, “en perder la capacidad de conectar las cosas en sus simples relaciones casuales, lo que se refleja tanto en lo espiritual como en las cosas concretas”. Aquel hombre que pretendió recopilar el atlas de imágenes del mundo, reflexiona Fernando R. de la Flor, sintió cómo el polo del lenguaje y de la escritura misma se desestructuraba ante sus ojos; literalmente se derruía, girando hacia el lado terrible de la afasia y la agnosia, que incluso llegó a impedirle reconocer con claridad los signos que había aprendido a trazar en la escuela. Frente a la desaparición y la muerte, la imagen permanece obstinadamente.

Mots d’exil IV, VI y VII, 2023

Sostiene Ramón Andrés que el silencio, la no presencia del lenguaje, deja la identidad en vilo. En la soledad de su taller, y en silencio, Louisa Holecz pinta la pérdida de identidad en la serie Mots d’exil mediante un proceso pictórico que convierte en imágenes el progresivo desgajamiento de una escritura suspendida, incapaz ya de custodiar la memoria. Sobre una capa de yeso blanca, Holecz delinea la grafía cambiante, distorsionada, vacilante, caótica, balbuceante y en declive de las cartas que Camille Claude envió desde el psiquiátrico. Nadie reconocía su voz y era complicado entender su escritura demente… Cómo escribir cuando el frío impide sostener la pluma; qué decir cuando la lengua está en retirada. Se negó a crear, dice. Pero nunca dejó de expresar el que fue mayor deseo, regresar a Villeneuve-sur-Fère, el lugar de su infancia, donde siempre se había sentido a salvo. Louisa Holecz protege en esta secuencia de pinturas la memoria de Camille Claudel, rescatándola del olvido; que no es sino la expresión, como sucede en todos los proyectos que Louisa Holecz ha desarrollado durante su trayectoria, de la necesidad de pertenencia con el ánimo de fortalecer su identidad poniéndola a salvo mediante imágenes. El exilio, como dice el verso del poema “Utopía del exilio” de Francisco Jarauta, inventa su propia escritura.

Durante el largo proceso de creación del proyecto Souvenir d’exil, Louisa Holecz utilizó una sábana sobre la que se fueron depositando los restos de pintura. Sucede que de improviso una imagen del pasado regresa espontáneamente y toma posición revelándose capacitada para sacudir nuestro imaginario. Así lo intuí. La sabana vela el recuerdo de las imágenes pintadas que ocuparon la secuencia de lienzos y papeles, y en el anhelo de dar amparo a la desaparición, Louisa Holecz envuelve el paño en organza y borda con hilos de color las manchas que señalan el límite entre lo visible y lo invisible, protegiendo los pliegues de la tela de la pérdida que anuncia el olvido.

Con Abîme Louisa Holecz puso fin a su reflexión pictórica sobre la trayectoria y obra de Camille Claudel, cuyos restos fueron sepultados en el cementerio comunal del manicomio donde murió el 19 de octubre de 1943, a las 79 años. No poseía nada. Al cabo de un tiempo su tumba desapareció. Un cuerpo sin tumba.

Abîme, 2023

Entrevista con Louisa Holecz

Tras la mirada crítica de Chus Tudelilla en Mots d’exil, nos adentramos en la voz reflexiva de Louisa Holecz. En esta conversación con Rosa Gimeno (artista y directora de Yanaiara) y conmigo (Susana Pardo, historiadora del arte) comparte cómo su proceso creativo es, a la vez, una investigación concienzuda y una meditación sobre la vida, el tiempo y la necesidad de reparar lo perdido, así como una forma poética de dar presencia a lo que el dolor y la muerte casi han borrado.

    El título de este proyecto, Souvenir d’exil, debe su nombre a la última carta que se conserva de Claudel a su hermano, firmada “Tu hermana en el exilio”, igual que antes había firmado una postal a su amiga Jessie Elbourne: “Souvenir from exile”.

Louisa Holecz

Yanaiara — Cuéntanos qué te llevó a investigar sobre la vida y la obra de la artista francesa Camille Claudel.

Louisa Holecz — Mi interés en Camille Claudel empezó al participar en la exposición colectiva Viaje al manicomio de la galería La Casa Amarilla, con el objeto de recuperar los nombres y las voces de algunas de las mujeres creadoras que, por ser consideradas locas, fueron silenciadas y expulsadas de la sociedad, la mayoría acabaron en manicomios. Entre nombres como Anne Sexton, Leonora Carrington y Sylvia Plath estaba Camille Claudel, cuyo trabajo no conocía. Me impresionó que cuando estudié Bellas Artes, nunca nadie habló de ella. De Rodin, sí, muchísimo, pero de Claudel, nada. Cuando descubrí su escultura Clotho —la versión en yeso, aunque la original era de mármol— me pareció una obra adelantada a su tiempo. Representaba a una mujer mayor, decrépita, mientras en aquella época la figura femenina solía estar ligada a la sensualidad y juventud. Me pareció algo sorprendente y revolucionario. Investigando, descubrí que hubo un vínculo entre Camille Claudel y el círculo literario contemporáneo de los simbolistas franceses, Stephan Mallarme, Marcel Schwob, Paul Valéry, Debussy… Había mucho por descubrir y contemplar. Y así seguí con Claudel, desarrollando un proyecto que se propuso al Museo IAACC Pablo Serrano. Seis años de trabajo después, la exposición se hizo realidad.

Y. — Souvenir d’exil ha supuesto un giro en la forma en que venías realizando tu trabajo; aunque exista una continuidad a nivel conceptual, no es lo mismo en un sentido plástico.

L. H. —Cierto, por primera vez incorporé las materias escultóricas como el polvo de mármol, el barro, la cera y el yeso a la pintura. Traté de llevar al lienzo la experiencia matérica del momento creación/destrucción que experimentó Claudel, yo imaginaba el polvo que se desprendía al esculpir o las manchas de pátina que caían al suelo de su taller mientras trabajaba y lo plasmé sobre papel en la serie Sédiments. Realizadas con los mismos materiales, reducidos a polvo, que Camille Claudel utilizó para sus esculturas, Sédiments explora los límites entre la escultura y la pintura.

Y.— Impacta cómo has trabajado con tanta materialidad y de un modo tan tangible y contundente ideas tan delicadas como son las emociones que subyacen entorno al abandono y el olvido, a la expulsión de la propia vida que sufrió Claudel. ¿Podrías explicarnos este proceso?

L. H. —Con la serie Sédiments, mi objetivo era evocar la materialidad de las esculturas originales de Claudel como «registros» de su breve existencia. Lo sentía como un duelo en el que recuperaba su memoria perdida desde la materialidad de sus piezas. Las marcas de agua, las manchas de óxido y las pátinas de estas pinturas buscaban activar e intensificar un sentimiento de pérdida, provocado por la ausencia de muchas de las esculturas de Claudel que fueron, destruidas, olvidadas e incluso, robadas. En el caso de la serie Mots d’exil quise dar forma al silencio y la pérdida de identidad que sufrió Camille Claudel en el sanatorio. Partí de su propia escritura: proyecté fragmentos de sus cartas y los trazaba una y otra vez sobre el papel. Entre cada capa de texto pinté veladuras de pintura al temple, que evocaba el encalado de las paredes de hospitales e instituciones psiquiátricas. Este acto lo repetí sucesivamente para crear un palimpsesto, una superficie donde las palabras se iban hundiendo poco a poco; y que representa la futilidad de los interminables intentos de Claudel por comunicarse con el mundo exterior durante los últimos treinta años de su vida hasta que, finalmente, dejó poco a poco de escribir. Para mí, ese proceso no era solo pictórico, era también una manera de trabajar con lo que ella misma vivió: el aislamiento y la soledad que fueron apagando su voz.

Y. —Entiendo. Has trabajado con los restos de su proceso de trabajo y las huellas de su vida. Precisamente por eso, en lugar de encontrar el vacío o el silencio en tus piezas, has 

                                                         Mots d’exil V, 2023

querido suplir todo lo que hemos perdido de Camille Claudel, tanto de sus obras como de su memoria, con algo muy físico y terrenal, tu obra irradia mucha fuerza y energía, como si quisieras poner la parte que falta.

L.H.—Creo que, conceptualmente lo que intento hacer es “sanar” y aliviar dolor. Para mí, el arte es un proceso de sublimación por el que materiales mundanos se transforman en algo bello. Son procesos curativos para transformar la pena, la angustia o el miedo en orden estético y belleza.

Y.— En relación a esto que dices, he leído que hablas de transmutación, pero más que convertir algo en “cosa” material, tu pretensión es que genere sensaciones, que se transformen en experiencia emocional más que visual o tangible… ¿Es así como entiendes tu proceso artístico?

L.H.—Sí, en mi proceso creativo busco tanto la transmutación de materiales como de la psique, con el fin de alcanzar la iluminación. Igual que en la práctica ancestral de la alquimia. De hecho, en la serie Peintures de destruction, los títulos, son tomados directamente de los cuatro procesos de la alquimia: Nigredo, Albedo, Citrinitas y Rubedo, cada uno de ellos representa una forma distinta que Claudel utilizaba para destruir sus piezas (las enterraba o destruía a martillazos, las arrojaba al fondo del río e incluso las echaba al fuego). Me interesa muchísimo

Serie Peintures de destruction: Nigredo / Albedo / Citrinitas / Rubedo, 2022

ese paso de lo oscuro a lo sublime, de lo baldío a lo valioso, como en la piedra filosofal. Mi taller es como un laboratorio alquímico, para mí la pintura consiste en el proceso de manchar, de limar, de romper… y volver a pintar.

Y—Has utilizado mucho el proceso de destrucción para volver a construir

L.H.—Ese fue otro motivo por el que me uní conceptualmente a Claudel, porque mi proceso creativo está muy vinculado a impulsos destructivos y reparadores. En mi actividad artística, crear, destruir, transformar y reconstruir son mecanismos que me proporcionan una forma de generar orden, es un proceso muy laborioso. Mis pinturas están elaboradas por múltiples veladuras, de modo que la imagen final no sea un momento congelado, como la fotografía, sino algo que hace evidente el paso del tiempo. Las veladuras son —a veces semitransparentes, otras no, revelando así los trabajos realizados anteriormente. Dejo que el espectador entre en el desarrollo de las piezas y vea las capas originales, y que vea lo que hay detrás. El resultado es parecido a un fotograma donde aparecen varias imágenes superpuestas, borrosas, movidas, inestables; como esa sensación que tienes al despertar: ves algo, el cerebro lo detecta, pero no lo reconoces del todo. No me siento atraída por la pintura figurativa y realista, porque para mí la magia no está ahí, existe en un lugar entre la figuración y la desfiguración, es algo que se escapa, como una realidad deslizante.

Y —Claro. Y al ver tus obras me surgió de forma natural una relación con cierto expresionismo al límite de la forma, casi en estado de exploración. Me recordó a grandes obras históricas que buscaron ese mismo territorio. No sé si es consciente en ti o no, pero para mí es importante ver esa relación con la tradición, con el tiempo, con nuestro pasado artístico, para traerlo al presente. En tu pintura, la forma aparece pero no se define, entras en ese juego de llegar al límite donde la forma se entrevé pero sigue siendo desconocida y poco visual.

L.H.—Soy consciente, en mi pintura la exploración intuitiva e invención son esenciales. Diría también que, en toda mi obra hay un proceso de figuración seguido por desfiguración. Mi obra Clotho sufrió este proceso; comenzó siendo una representación realista del jardín del sanatorio en el que Camille Claudel estaba encerrada. Estuve tres o cuatro meses trabajando ese paisaje figurativo, pero el resultado no me convencía, el frondoso jardín que había pintado parecía faltar a la cruda realidad. Pensaba que, si yo me pusiera en el lugar de Camille Claudel, no lo hubiera visto como un paisaje figurativo, hubiera sido algo más tenebroso y ambiguo: un lugar indefinido, entre día y noche, agua y rocas. La imagen final de Clotho existe formalmente en el umbral entre la figuración y la abstracción. Ese límite es lo que busco.

Serie Moiras: Lachésis / Átropos, 2023

Y—Tu obra tiende puentes entre distintas temporalidades ¿es importante enlazar el pasado con tu propia experiencia? ¿Unir las culturas que nos precedieron con el presente?

L.H.—En esta exposición, utilicé la mitología como herramienta conceptual para abordar las distintas temporalidades. Siempre me ha fascinado la mitología, desde que leí Metamorfosis de Ovidio cuando estudié bellas artes, sus fábulas de transformación forman la base de casi todas las historias que contamos. Siempre han sido fuente de inspiración para artistas y escritores. Camille Claudel eligió esculpir la figura mitológica de Cloto, la más joven de las tres deidades o Moiras, hermanas que encarnaban las fuerzas cósmicas del destino y el tiempo de cada persona, tejiendo hilos en un gran telar. Cada vida en particular es representada por una hebra de lino que sale de la rueca de Cloto, está medida por la vara de Láquesis y sufre el corte de las tijeras de Átropo cuando llega la hora de la muerte. La serie Moiras en mi exposición refleja justo esto y me permitió contemplar los procesos cíclicos de la naturaleza que, al final, también son procesos de transformación. Al representar a Clotho como una anciana (en contra de la tradición clásica) Camille Claudel fue una especie de vidente que se 

adelantara a su propio futuro: ella atrapada en su propia mata de pelo, como si fuera una jaula. Al ver esta escultura todo adquirió sentido para mí. Originalmente, este cuadro lo pinté con las líneas en vertical, como si fueran hebras de la mata de su cabello. Es un cuadro que representa esa oscuridad hecha de hebras, como rasgaduras; pero en algún momento todo cambió, mientras limpiaba el taller, lo dejé volcado, con las líneas en horizontal y esta otra forma me pareció mucho más interesante. En ese momento empecé a volver a ver el cuadro como un paisaje.

Y—Yo lo veo como un paisaje interior…

L.H.—Son paisajes imaginarios, espacios soñados que existe en un espacio inaccesible a los humanos, en ese no-lugar y no-tiempo propios de los mitos.

                                                                                                                Clotho, Camille Cladel, 1893                                            Clotho, Louisa Holecz, 2019

                                                                                                                        Versión en yeso, Museo Rodin                                Colección Museo IAACC Pablo Serrano

Y—Has comentado lo del pelo como una jaula. Esa interpretación me ha interesado; en las diferentes épocas y culturas, el cabello de la mujer adquiere significados distintos: algunas lo ocultan de las miradas, como un lenguaje de pertenencia, sumisión o respeto; en otras, se exhibe como parte de la expresión de identidad individual; y, en general, en la mayoría de ellas, a los cabellos largos de la mujer se le otorga cierto valor sensual, incluso erótico.

L.H.—El tema del pelo es fascinante. Me hace recordar la escultura La Magdalena penitente, realizada por Donatello en madera. Representa a María Magdalena como anciana arrepentida por sus pecados, que se retira al desierto para dedicarse a la vida ascética. Es una figura dramática y teatral, cubierta de cabellos lacios, parece que su melena cubre casi todo su cuerpo, subrayando su condición eremita sin olvidar su asociación a la prostitución y su dimensión sexual.

Y—También en la escultura china antigua, las mujeres eran representadas con largas melenas, que caían como túnicas fluidas simbolizando cierto movimiento y ligereza que enfatiza la naturaleza trascendente de las obras.

Y —El texto curatorial de Souvenir d’exil, de Chus Tudelilla, se titula Elogio de la duda, lo que sugiere que la incertidumbre es importante en tu proceso creativo ¿Estás de acuerdo? ¿Es la duda un motor que te impulsa a explorar nuevos caminos?

L.H.—Cuando estoy pintando, nunca me quedo con la primera imagen. Observo, retoco, vuelvo a pintar una y otra vez; y si no logra convencerme, la destruyo para comenzar de nuevo. La duda me guía, necesito estar completamente segura antes de darla por terminada. Para saber si realmente me convence, dejo reposar las imágenes. El tiempo es un aliado esencial en mi proceso. En esta exposición, seis años de trabajo me permitieron pintar y, sobre todo, dejar que cada obra respirara sin prisa. No me gusta pintar apresuradamente, la adrenalina no me va. Mi proceso es mucho más contemplativo: necesito tranquilidad y tiempo para producir cada pieza.

Y—En relación a esto que dices, me ha impresionado un video, que vi en tu perfil de Instagram, realizado a partir del montaje de un número enorme de fotos que mostraba consecutivamente las diferentes etapas por las que pasaba una pieza en concreto.

L.H.—Lo gracioso es que el vídeo no muestra cómo quedó la obra al final. Con la cámara apagada seguía pintando. Cada papel podría tener, quizá, hasta cincuenta imágenes debajo. No es fácil cuantificar el trabajo y el tiempo que lleva cada obra, pero es un proceso necesario para llegar a la soltura que intento lograr, es muy difícil llegar a ese estado de lucidez. Lo que hago previamente son ejercicios de calentamiento. A veces la última imagen, la definitiva, necesita tres meses de trabajo previo, es todo un ejercicio de paciencia infinita. Mis obras son palimpsestos, los renacentistas llamaban a este concepto artístico pentimenti, que proviene de pentirsi (arrepentirse).

                                                     Mots d’exil II, 2023

CY—Te refieres a la serie Mots d’exil, donde exploras la frontera entre el lenguaje escrito y el arte visual ¿Qué te has encontrado en ese camino? También enlaza con la serie de los libros bordados ¿Cómo lo vinculas con el bordado?

L.H.—La escritura, en mi opinión, está muy ligada al dibujo. Lo llamativo en el caso de Claudel, es que su letra cambiaba mucho: dependía de a quién escribía, dónde estaba, cómo se sentía ese día. Lo mismo ocurre en la costura. Yo, por ejemplo, conservo bordados de mis tías en Hungría y en Portugal y sé quién hizo cada puntada. Cada una dejaba algo personal en el trazo del bordado, el tamaño de cada puntada, la tensión del hilo es distinta, la paciencia es visualmente perceptible. Pasa lo mismo con la escritura: es imposible copiarla exactamente, porque tiene la esencia de la persona. Existe un registro emocional de quien escribe o borda, pero también del momento vivido y del tiempo pasado. Cuando proyecté las cartas de Camille Claudel al papel, se ve eso, su trazo era muy cambiante: la tensión, el tamaño de las letras, la calma, la angustia, la desesperación. Todo su ser está registrado en sus cartas, era la única manera que le quedaba para expresarse, ya que los últimos treinta años de su vida en el sanatorio jamás volvió a esculpir.

                                                         Mots d’exil III, 2023                                                                                          Serie Livres. Canto V, 2022. Libro intervenido con hilo de seda

Y— Háblame de Los libros bordados. Todo lo que implica los hilos, las diferentes puntadas y colores, las distintas calidades y texturas del tejido, las formas bordadas, el tiempo que requiere ese trabajo textil… es como un lazo que te une o transporta al pasado, algo que te lleva al hogar.

L.H.— Empecé los libros bordados en 2017 cuando rescaté dos diccionarios de la casa de mis padres, que estaban a punto de ser tirados a la basura. Uno de ellos era de portugués-inglés y pertenecía a mi madre, que emigró a Inglaterra desde Madeira, el otro, un diccionario húngaro-inglés, que perteneció a mi padre que llegó a Inglaterra durante el levantamiento húngaro de 1956. He seguido bordando libros desde entonces, en 2020 expuse parte de esta serie en la exposición Abrir palabra por palabra el páramo, junto a la artista María Gimeno en la galería La Casa Amarilla, comisariado por Chus Tudelilla, y para la exposición Souvenir d’exil, bordé la serie Livres. Este cuerpo de obras me permite física y simbólicamente trasladarme al pasado, los libros actúan como puentes o “agujero de gusano” a otro tiempo y espacio. Creo que la obra bordada de gran formato Abîme fue una consecuencia de todo ese trabajo previo. Es curioso, porque antes de esta exposición yo tenía esos dos mundos separados: por un lado, el bordado, por otro la pintura; pero justo en esta obra fue la primera vez que logré unirlos. La sábana protectora que recogía las manchas durante la creación de este proyecto, la tensé sobre un bastidor y la cubrí con organdí semitransparente y finalmente bordé con hilos de color las manchas veladas, así trayéndolas a la superficie. Esta obra abrió un nuevo territorio para mí.

Y—Todo esto que cuentas tiene una parte muy bonita: el bordado pertenece al ámbito de las mujeres, conecta con una tradición cargada de sentido. Era el trabajo cotidiano de madres e hijas, muchas veces invisible, hecho para la familia o para vender. Y tú lo has llevado al ámbito artístico, dándole otra dimensión.

L.H.—Todo ha ido surgiendo de una forma muy natural, sobre la marcha, sin proponérmelo previamente. Pero estaba todo conectado: comenzando con las Moiras, que eran hilanderas, los libros y el bordado, todo acababa cerrando el círculo.

Y—Me recuerda al lenguaje ideado por mujeres chinas que tenían prohibido el acceso a la lectura y la escritura. Una de las teorías sobre su origen sostiene que fue creado a partir de los patrones de bordado y costura. Lo que sí está demostrado es que fueron ellas quienes lo inventaron para comunicarse entre sí sin ser descubiertas por los hombres. Algo similar ocurrió en Japón: al negárseles la educación, las mujeres crearon su propia escritura fonética, el hiragana, con la que redactaban cartas de amor, poemas e incluso novelas. Este sistema perdura hasta hoy: está vigente en los haikus y, por su sencillez, se ha convertido en la primera escritura que aprenden los niños en la escuela.

L.H.—Hay ejemplos similares en Europa. La reina escocesa, María Estuardo, cuando estuvo encarcelada, bordaba motivos que funcionaban como un código: un gato o un ratón… eran mensajes ocultos a través de los cuales se comunicaba con el mundo exterior, símbolos de resistencia y esperanza. Me parece fascinante cómo el bordado podía convertirse en un lenguaje secreto. Lo que no puedes decir, lo puedes bordar.

Y—Exacto. Es un lenguaje más, otra forma de expresión muy personal e íntima.

L.H.—Estoy de acuerdo. El bordado como forma de expresión lo tengo en mis venas; las mujeres de mi familia materna y paterna bordaban. Mi memoria y los vínculos emocionales regresan en las puntadas repetitivas, casi obsesivas, que el hilo dibuja sobre la tela cuando coso o cuando bordo. Hace unos años, en el armario donde guardaba mi madre la ropa blanca encontré unos bordados hechos por mi abuela paterna. Habían sufrido un poco de daño por la polilla y decidí repararlos, pero en vez de una reparación invisible quise crear otro bordado que junto con el dibujo del original contaría una nueva historia. Una historia donde la vida de mi abuela interconectaba con la mía. El bordado me conecta con el pasado, pero me sitúa en el presente, es como la meditación. He leído que el acto de bordar libera los neurotransmisores responsables de fomentar el bienestar. Y, aunque el tiempo y el trabajo invertido en cada pieza del proyecto Souvenir d’exil son difíciles de valorar, este proyecto ha supuesto para mí un importante aprendizaje y conocimiento de mí misma. Todo ello, unido a la exposición en su conjunto: las actividades organizadas, las charlas y las reacciones del público, han convertido a este proyecto en uno de los más especiales y satisfactorios que he realizado.

No se nos ocurre una forma mejor para concluir esta enriquecedora conversación con Louisa Holecz. Solo nos queda expresarle nuestro más sincero agradecimiento por devolvernos, a través de su trabajo, una parte de las emociones que quedaron irremediablemente ligadas a las obras perdidas de Camille Claudel.

Enlaces de interés:

LOUISA HOLECZ

www.louisaholecz.com

@louisa_holecz

CHUS TUDELILLA

GALERÍA LA CASA AMARILLA

SOUVENIR D’EXIL

Catálogo

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PASEOS ENTRE EL TIEMPO Y LA MEMORIA

Susana Pardo

PASEOS ENTRE EL TIEMPO Y LA MEMORIA 

ANA ESCAR PUISAC 

Las obras de Ana Escar rezuman el gusto por el acercamiento a las pequeñas historias. Disfruta “escuchando” los relatos que encierran los objetos y elementos del pasado de su entorno familiar tanto como de la contemplación de la naturaleza que le rodea: los sonidos, las narraciones y los silencios resuenan en ella provocando emociones que plasma en formas, colores, texturas, palabras y frases; pero sobre todo, experimenta una doble emoción cuando proporciona a los objetos rescatados del olvido una nueva vida en sus pinturas y collages.

Hay tanta honestidad en su trabajo artístico que no parece posible desligarlo de su propia historia, un relato que va construyendo en las piezas al mismo ritmo que su propia vivencia. Una vez más se puede comprobar cómo arte y vida van de la mano, pero además, en la artista se relacionan y realizan de un modo no invasivo. Siente un respeto enorme por la intimidad de lo sencillo y la memoria de lo aparentemente intrascendente.

Ana habla sosegada y suavemente, como si no quisiera perturbar el aire que le rodea con una vibración salida de tono. No hay impostura, solo armonía y cuidado, un equilibrio en la entrega que convierte cada pieza en un lugar de calma; y este es precisamente el título de la exposición que realizó en 2021 en la librería Anónima de Huesca, donde se recopila una parte muy significativa de sus series: Nuevos tiempos, realizada durante el confinamiento, Elegí reír, Raíces y ramas o la pieza Asomarse. El teórico del arte Ranciere habla de la facultad que tiene el arte, del mismo modo que la naturaleza, de suspender el tiempo, es decir, de obligarnos a parar cualquier actividad que no sea la de contemplar ese paisaje cautivador o esa obra de arte; cargados ambos de un inmenso misterio al que llamamos belleza, un concepto aparentemente común en nuestra cultura y que todos entendemos y, sin embargo, tan subjetivo y complejo de definir en el arte.

Asomarse, 2020                                                        Yeso, pinturas de madera, calco y acrílico sobre madera 40 x 90 cm

«En Asomarse invito al espectador a transitar los caminos que la propia obra ofrece. Son muchas piezas cuadradas que al unirse dan la sensación de baldosas de cerámica aunque es yeso lijado sobre madera, cuya textura incita a tocarlas y tratar de descubrir qué hay detrás de ese material.»

 

Cuidado es una palabra que podría representar el trabajo de Ana Escar. Etimológicamente deriva del latín cogitatus que significa pensamiento; la definición que proporciona la RAE en su primera acepción es: «solicitud y atención para hacer bien algo», con sinónimos como esmero, celo, vigilancia, meticulosidad, etc. En el proceso cuidado de realización de las piezas se evidencia el pensamiento en su sentido más profundo y ancestral del término, cada obra es una reflexión con una intención y una idea trabajada con esmero y responsabilidad. Este cuidado en la concepción conceptual continua en el propio desarrollo técnico y elaboración de las obras, lo que implica un trabajo artesanal en el que tomarse el tiempo vital y el ritmo que cada proyecto requiere. Pero también cuidar nos remite al término curare, palabra latina que significa cuidar en el sentido de sanar y ocuparse de alguien.

Es en esta intersección conceptual donde encontramos las obras de Ana Escar en un equilibrio terapéutico entre el amor a la naturaleza, el respeto y la atención a la memoria, la armonización de los colores y la claridad de las formas.

En sus piezas reina la mesura, concede el espacio cuando es necesario o ahorra en recursos superfluos. Hay equilibrio y proporcionalidad en la entrega y una conexión espontánea y franca entre la naturaleza y el otro, de tal manera que sus abstracciones se relacionen con flores, las geometrías se suavizan para volverse orgánicas y las frases se comportan como ejes comunicantes de sentido vital.

Los colores habitan el espacio vacío sin el peso de la soledad y junto a los objetos, telas, bordados, latas, papeles, anotaciones y demás elementos forman una nueva memoria donde es posible disfrutar y saborear la nostalgia de las huellas del pasado que no se interpretan como ausencia, pérdida o desdicha sino, más bien todo lo contrario, sus piezas representan un reencuentro, una nueva forma de interactuar, un espacio para la confluencia del tiempo.

En esa confluencia de tiempos y espacios, das una gran importancia al silencio para escuchar y pensar, a la naturaleza para inspirarte, a la curiosidad por las historias de tu entorno. ¿Qué valor o peso tienen para ti el pensamiento racional y la intuición a la hora de crear? ¿Cómo basculas o equilibras ambos recursos?

«Para mí, a la hora de crear, tiene casi el mismo peso la conceptualización como la intuición. Son dos formas de afrontar el trabajo aparentemente diferente y, sin embargo, lo uno es consecuencia de lo otro.

La mayoría de los proyectos en los que me embarco comienzan desde un pálpito o una clarividencia de algo que te pellizca y que te hace continuar queriendo dedicarle tiempo y reflexión, para que, seguidamente, pensar de un modo más meditado y racional me indique si quiero continuar y merece la pena.

Creo firmemente en hacer caso de la intuición y aplicarla a la creación. El mundo del arte es un camino precioso, de mucho disfrute, pero al mismo tiempo también es arduo, difícil. Te enseña que la paciencia y la constancia son dos características necesarias para continuar y que la intuición es el guía que va marcando los pasos a seguir.»

Me parece muy pertinente el término que acuñas de clarividencia, ese destello que te hace, en un momento dado, ver con claridad cuál es el viaje a realizar, hacia dónde dirigirse o qué sendero/s escoger. Partiendo de la intuición y la perseverancia en el trabajo, convocas a la “Calma” y con títulos como Pido tiempo, La libertad es para usarla o Lee despacio y aprenderás mucho ¿cómo incorporas la amplitud del tiempo y el espacio en el día a día y en tu práctica artística? ¿qué te proporcionan a la hora de pensar o concebir las piezas?

«El mejor tándem para crear es tener tiempo, un espacio amable y poderlo hacer desde la tranquilidad. Para mí es algo necesario y siempre buscado, es una reivindicación constante conmigo misma a lo largo de los años.

Mi manera de trabajar está muy ligada a la conciencia del tiempo, a los procesos de trabajo y a parar para poder mirar lo que sucede a nuestro alrededor.

Vivimos muy rápido y esa celeridad es la que a veces no nos deja disfrutar con lo que hacemos. Hoy en día tenemos muchos condicionantes económicos, sociales…que nos hacen desviarnos de lo que realmente queremos y somos. Por eso, en mi caso, la producción artística me coloca en un lugar de verdad, me ayuda a reflexionar sobre lo importante y es la plataforma desde donde expreso necesidades, quejas, tanto individuales como colectivas.»

Otro eje fundamental de tu trabajo es la recuperación de la memoria, muy evidente en los collages, en la serie “Raíces y ramas” y tu último proyecto titulado “Pulsión Botánica: de Blanca Catalán de Ocón a Ana Escar”; una investigación en la que, me parece, todavía estás trabajando y que ha participado en la exposición Maravilla en el CDAN de Huesca y en el Museo de Teruel. Se trata de una exploración muy especial para ti, ya que te ha permitido bucear en la historia de la primera botánica española, Blanca Catalán de Ocón, reconocer su estudio y aportación a la ciencia. Pero, además de recuperar a personas extraordinarias, también te ocupas de los relatos de la gente corriente, historias ignoradas aparentemente nimias e irrelevantes, aunque cargadas de emociones y sabiduría popular. ¿Hasta donde es un ejercicio de reparación de la memoria y rescatar del olvido, o mas bien se trata de conocer el pasado de uno mismo para conocerse o encontrase en ese recorrido?

«La memoria nos permite entender lo que somos y comprender a las personas que nos rodean. Es un ejercicio de historia, de reconocer el trabajo hecho y de dar importancia a lo vivido en cada época.

Hace unos años tuve la suerte de disponer de tiempo y poder dedicarme a recopilar documentación de mi familia y convivir con objetos que formaban parte de su vida cotidiana. Fue entonces cuando comprendí la importancia de escuchar, de preguntar y aprender del pasado.

Esas vivencias las trasladé al mundo del arte. Fueron años en donde utilicé parte del material recopilado en diferentes series de pintura y de collage y que aún hoy, de vez en cuando, vuelvo a utilizarlo en nuevos proyectos.

En el caso del trabajo realizado sobre Blanca Catalán de Ocón ha sido diferente. Este fue un encargo del CDAN, Centro de Arte y Naturaleza de Huesca y que me ha llevado a realizar una investigación sobre esta naturalista de finales del siglo XIX, cuyo trabajo botánico lo llevó a cabo en la Sierra de Albarracín, más concretamente en el Valle del Cabriel.

Comencé de cero y poco a poco me fui adentrando en su vida a través de textos y conversaciones con personas conocedoras de su historia y llevándome al terreno artístico temas que nos son comunes, como el amor por la naturaleza, la vida en el campo o las plantas.

Además, Blanca me está llevando a conocer esos parajes turolenses donde pasaba largas temporadas con su familia, a ver de cerca las plantas que estudiaba, a escuchar el río al que tanto echaba de menos cuando estaba lejos y a perderme por los caminos que seguramente ella transitaba.

De alguna manera estoy unida a ese lugar a través de la memoria de ella y que, como consecuencia, me está llevando a compartir tiempo, conocimiento y experiencias con los vecinos del valle, personas que de manera generosa me cuentan su memoria y su presente.

Son viajes que me están enseñando a que el equipaje tiene que ser más ligero y que la palabra compartir tiene mucho peso.»

La serie “Raíces y ramas” habla de conectar con la tierra, la familia y el pasado, en definitiva, prestar atención a la raíz o a aquellos paisajes de la infancia ¿sientes que esa vuelta constituye un anclaje o una liberación?

«Lo pienso más como un anclaje que como una liberación, pero donde el anclaje no actúa como algo definitivo sino como un proceso evolutivo. Me explico: esta serie habla de nuestras raíces, de esos lugares en donde nos reconocemos. Y habla también de volver a ellos, de habitarlos tiempo después.

Hay algo que nos identifica con los parajes, sus gentes y las costumbres. Y eso es algo que nos ancla al lugar y hace que nos sea más fácil estar. Pero también cuento lo difícil que es, a veces, intentar cambiar ciertas cosas y pretender que haya una evolución en el tiempo, en el pensamiento. Es allí donde hago referencia a las ramas. Ramas como metáfora de crecimiento, de vida, de apertura.»

El tercer pilar de tu ideario lo constituye la parte textual. Ya sea en los títulos o en las propia piezas constituye una parte conceptual que estructura tanto o más que los colores, elementos o formas. ¿De donde surge la necesidad de incluirlos en las piezas? ¿sirven de guías al espectador? O tienen una función poética, como una pincelada más junto a colores y formas?

«Sí, efectivamente, las palabras tienen un gran peso en mi obra y son protagonistas principales en muchos de mis trabajos y de sus títulos.

Utilizo el lenguaje como apoyo, como afirmación, como el complemento perfecto para dejar claro lo que quiero transmitir. Es una forma de reivindicación que funciona de manera muy visual, que tiene un poder muy directo y es una manera de ayudar al espectador a que entienda mejor lo que quiero trasladar.

Pero también lo escrito en mis piezas actúa de manera poética entrelazándose con el resto de materiales y buscando siempre el lugar adecuado según el valor que le quiera dar. Por ejemplo, cuando quiero que la palabra actúe con contundencia, la coloco en espacios neutros, vacíos, de manera que la vista se va hacía ella de manera muy directa. En cambio, cuando busco que sea solo una pista de algo más importante, la sitúo en lugares con más información.

Para mí la palabra es comunicación, es transferir los pensamientos, las sensaciones a quien esté dispuesto a recibirlo.»

La serie “Elegí reír” es muy sugerente: las abstracciones orgánicas, como flores en las que domina el rojo, símbolo de vida, energía y pasión, quedan delimitadas por las geometrías rígidas del papel sobre el cartón y otras más tímidas, pegadas como esparadrapo o tiritas redondas como si trataran de cubrir una especie de heridas, pero que en el fondo son pequeñas o poco profundas. A veces hay que tomar decisiones fundamentales, o no tanto, pero en cualquier caso atreverse a tomar un camino y desestimar otros puede conllevar un cierto sufrimiento. ¿Hasta dónde uno puede decidir dejar de sufrir y qué descubres en ese recorrido? ¿Cómo te ayuda el arte en la forma de afrontar las decisiones y cómo aplicas ese conocimiento a la creación?

«Pienso que la vida es un camino constante de toma de decisiones, de más o menos importancia en función de lo que nos suceda y en dónde tenemos que aprender, que, en ocasiones, ese ejercicio lleva implícito cierto sufrimiento, temporal o no, pero que es necesario para avanzar y ayudarnos desde la individualidad, a ser más coherentes con nosotros mismos.

El título de la serie “Elegí reír”, surgió como respuesta tras un momento de tristeza. Fue un ejercicio de plasmar sobre el papel decisiones tomadas, necesidades, una combinación de imágenes alegres con palabras y frases que surgían desde lo más profundo.

En esta ocasión, como en muchas otras, el arte me sirvió como vía de conocimiento personal, algo que surge de manera natural, es necesidad.

El arte es reflexión, es una manera de canalizar las decisiones, los sentimientos… y donde el miedo a mostrarte desaparece convirtiéndose en esencia, en verdad.»

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@ana_escar_puisac

 

 

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LA LIBERTAD DE JOSÉ LUIS CANO

 

 

José Luis Cano

 


LA LIBERTAD DE JOSÉ LUIS CANO


 

José Luis Cano, Pintor, ilustrador, dibujante,caricaturista, diseñador gráfico. Español.

 

 Ilustrador, dibujante, caricaturista, diseñador gráfico, pintor… ¿Con cuál de todas estas facetas disfrutas   más? Cuéntanos cómo fueron tus comienzos.

Procuro disfrutar de todo lo que hago, por devoción u obligación, cuando toca hacerlo. Si no lo consigo, paro. Un ratico, un día, una semana, unos años… Lo que pueda.
Por otra parte, no sé si llego a disfrutar realmente con cualquiera de mis actividades, pues mi vagancia me empuja a trabajar como un ansioso para terminar lo antes posible… y poder volcarme rápidamente en otro asunto.

¿Mis comienzos? Estudié BB.AA. (por libre, mientras trabajaba con mi padre en disciplinas más o menos artísticas: interiorismo, rotulación, etc.), hice la mili, me llamaron de la Escuela de Artes para dar clases de dibujo, acepté por emanciparme de mi padre y ahí ya vi que mi vida no iba a ser como yo había imaginado.José Luis Cano, Pintor, ilustrador, dibujante,caricaturista, diseñador gráfico. Español. Me presenté a varios concursos, gané algún premio, expuse con cierta regularidad, dibujé contra Franco en publicaciones más o menos clandestinas, me llamaron para formar parte del grupo Azuda 40, me llamó una amiga para que ilustrara un libro de texto que había escrito…Ahora es difícil de creer, pero en aquellos tiempos te llamaban hasta para ofrecerte trabajo de profesor en centros públicos o privados.

En la última entrada de tu blog De profesión incierta, titulada despedida y cierre dices que …la actualidad se ha vuelto tan horrible que soy incapaz de seguirla con humor. Me pongo malo…. ¿Te has cansado de escribir en el blog o realmente la actualidad es tan terrible que uno pierde la confianza en todo? ¿Es como una especie de rendición?

No sé si es una capitulación o una recapitulación.

José Luis Cano, Pintor, ilustrador, dibujante,caricaturista, diseñador gráfico. Español.En 1968 yo tenía veinte años y, al parecer, íbamos a cambiar el mundo. 50 años después, el mundo es una mierda. O eso me parece a mí.
Por otro lado, la Red está llena de tuiteros y demás peña haciendo humor en general y humor político en particular. Es muy difícil que tus ocurrencias no coincidan con las que han tenido ya, antes que tú, cuarenta o cincuenta personas. Y como diríamos aquí: ¿Pa’ qué tanto? Tengo la desagradable sensación de que nos hemos pasado con el jijiji-jajaja, que nos hemos apalancado en hacer risas y no se nos ocurre nada más para conseguir que algo cambie a mejor. A peor, cambian muchas cosas cada día. Los humoristas, además, en momentos así, somos capaces de convertirnos en predicadores. Y eso sí que no. Por otro lado, los blogs andan de capa caída y tenía dos opciones: pasarme a una red social para ganar audiencia, como me recomendaban las amistades, o callarme de una puñetera vez, como me pedía el cuerpo. La tentación del silencio tras más de treinta años opinando diariamente puede ser muy fuerte. Como dijo Lao Tsé: Lo normal es hablar poco. Y como dijo Pepe Hierro: Después de todo, todo ha sido nada.

 Publicaste, durante mucho tiempo, una tira en el Heraldo de Aragón y también en otros periódicos. Cuéntanos cómo se organiza uno el trabajo cuando tiene que sacar una tira cada día y estar al tanto de lo que va sucediendo diariamente.

En todos esos años, cambió mucho el sistema de trabajo, pero siempre intenté olvidarme de la tira durante laJosé Luis Cano, Pintor, ilustrador, dibujante,caricaturista, diseñador gráfico. Español. mañana para poder dedicarme a otras cosas. Al mediodía veía las noticias en la tele, me echaba la siesta y, con un poco de suerte, al salir del duermevela tenía casi todo el trabajo hecho. Sólo me faltaba pasarlo a tinta.
Después llegó internet y fue más difícil desconectar durante toda la mañana. Lo de la siesta siguió y sigue exactamente igual. Es genético.

Naturalmente, al principio dedicaba casi toda la tarde a las viñetas pero, con el tiempo, cogí bastante rapidez. Siempre he dicho que, para el cerebro, hacer una viñeta diaria es como juntar la gimnasia con la magnesia. Al final, las mejores viñetas son las que no te cuestan ningún trabajo, las que salen solas.
Como tantas otras cosas, si a eso vamos.

Este trabajo, ¿te obliga, de alguna forma a posicionarte sobre los acontecimientos? ¿Es posible quedarse al margen en tu trabajo? 

Sí, claro que te posicionas. Y lo pagas.

¿Qué hechos o acontecimientos te han dado más juego, profesionalmente hablando?

 No sé si se le puede llamar juego, pero la guerra de Irak cambió el estilo de mis viñetas de forma radical.

 ¿Hay alguna persona que haya estimulado especialmente la faceta crítica en tu trabajo?

Aznar, el guerrero antiveraz, claro.

José Luis Cano, Pintor, ilustrador, dibujante,caricaturista, diseñador gráfico. Español. En algunos de tus proyectos recurres a cuentos infantiles. ¿Qué te encuentras más: lobos o caperucitas?
Digamos que, de alguna forma, en mis viñetas yo era Caperucita y el retratado, el lobo.

 ¿Cuál ha sido tu trabajo más serio? ¿Y el más gamberro?
Son cosas que casi siempre han ido unidas. Me pasa, salvando las distancias, como a Wislava Szymborska. Dice que, en cuanto notaba que se empezaba a poner demasiado seria, estupenda o campanuda, oía una voz que le llamaba al orden y la inducía a no tomárselo todo tan a la tremenda.
Quizás mis pinturas de finales de los 70 eran muy serias y muy poco gamberras. Quizás porque el gamberrismo lo dejaba para los trabajos con el (CPZ) que en el fondo, también eran bastante serios. Pero mis intervenciones en los montes de Cuarte, de finales de los 80, eran tan serias como gamberras. Como el Eclesiastés Aragonés, que perpetré recientemente. Otro posicionamiento que sigo pagando caro, por cierto.
Otro caso: A principios de los 80, varios artistas jóvenes recibimos el encargo de decorar pequeños espacios en el Pilar. Un encargo serio. Yo intenté pintar el cupulín que me tocó en suerte y desarrollar el tema, María, causa de nuestra alegría, recurriendo a la iconografía del Zaratrusta nieztscheano, un libro bastante serio, según como se mire. Juntar el encargo serio con el libro serio, sin embargo, era bastante gamberro. Mi proyecto fue aprobado por unanimidad pero nunca llegó a realizarse. Ni el mío, ni el de ninguno de mis compañeros.

En mi doctorado redacté una tesis muy rigurosa sobre las posibilidades que tiene un pintor de José Luis Cano, Pintor, ilustrador, dibujante,caricaturista, diseñador gráfico. Español. encontrar trabajo tras la muerte del arte. No llegué a presentarla.
También fue serio y gamberro el acto de recibir un premio tan emotivo como el de Hijo predilecto de la Ciudad, con nariz de payaso y cantando el Agradecido, de Rosendo.
Lo último, de momento, un texto en honor a Emilio Gastón, que me encargó su viuda para que se rieran un poco los asistentes del funeral poético.

 Alguna vez has dicho que lo que haces es, en buena parte, autobiográfico. Cuéntanos esto.
Yo era muy de comerme el coco con teorías y planteamientos estéticos antes de ponerme a trabajar. Con los años descubrí que todas mis elucubraciones nacían de mis esquizoides estados anímicos mucho más que de las tremebundas teorías estéticas que me zampaba como un tragaldabas. Vamos, que tengo la sensación de que en el resultado de mi trabajo, primaba más lo sentimental que lo conceptual. No sé si esto se debe a que soy un artista o a que no lo soy. No tengo ni idea.

 También has comentado que al final, todas las facetas artísticas en las que has trabajado se entremezclan entre sí. ¿Qué aspecto de tus creaciones consideras que es común a todas ellas?
En todas las facetas de mi trabajo ha predominado casi siempre el tratamiento irónico.
José Luis Cano, Pintor, ilustrador, dibujante,caricaturista, diseñador gráfico. Español.Creo que, al principio, las diferencias entre unas cosas y otras eran más de tipo formal. En pintura tendía a ser gestual y oscuro, influenciado por los expresionismos e informalismos locales o internacionales; ilustrando era muy pop, influido por los excelentes ilustradores españoles de finales de los sesenta y principios de los setenta; en el humor gráfico, mis influencias iban de Chumy-Chúmez a Copi, pasando por Gila, Peridis y Eguillor.
En cada faceta de mi trabajo, intentaba ser fiel a los códigos más o menos establecidos del momento.

 

Hasta que renuncié a tener un estilo definido y me lancé en brazos del pastiche, lo que derribó las fronteras existentes entre mis distintas actividades y todo comenzó a confluir. A este respecto, algo he leído sobre el trabajo del artista como terapia para superar el esquizoidismo que lo provoca. Será eso.

 ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
Estoy ilustrando las conversaciones que mantuve con mi nieta desde que comenzó a hablar hasta los once años. Ahora que se ha hecho mayor, es una forma de hacer de abuelo en diferido, en forma de simulación en diferido… En… fin.

 

José Luis Cano, Pintor, ilustrador, dibujante,caricaturista, diseñador gráfico. Español.

 

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HOLOGRAMA CONTRA LA VIOLENCIA

Pilar Catalán – Lennie Bell

HOLOGRAMA CONTRA LA VIOLENCIA

La violencia contra las mujeres y niñas no solo es una consecuencia de la inequidad de género sino que refuerza la baja posición de las mujeres en la sociedad y las múltiples disparidades existentes entre mujeres y hombres. (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2006)

 

Para muchos, y especialmente para muchas de nosotras, la colocación de la escultura pública, homenaje a las víctimas de la violencia machista en la ciudad de Zaragoza, supone por encima de cualquier consideración y criterio artístico y estético –que nos parece insostenible- un rechazo de calado ético. Parece imposible que no exista ni el criterio más básico, ni la mínima sensibilidad ante un problema social de primer orden, que nos afecta de manera global a toda la sociedad, con el agravante de que la escultura pública, (salvo raras excepciones) se financia con dinero público.

Mostrar a la mujer maltratada, vencida, vejada y humillada, escenifica públicamente el deseo de todo maltratador, y en la escultura Víctima, esta visión se perpetúa en hierro. Justo lo que el maltratador busca y consigue.

La presente entrevista surge de nuestro más radical rechazo, y es una voz que se suma a muchas otras voces. Hablamos con dos artistas de nuestro interés y respeto, tanto por su trayectoria profesional como por su compromiso ético. Lennie Bell y Pilar Catalán, con sus distintos puntos de vista nos enriquecerán, y también nos servirá para aclarar esta realidad desafortunada y lamentable.

El agravio ya está hecho, y es injustificable. Recordemos el aforismo de A.Pope que dice: Errar es humano, perdonar es divino, y rectificar es de sabios. Siempre y cuando no sea tarde.

 

Escultura pública Victima Zaragoza

 

Lennie Bell, es escultora. A lo largo de su trayectoria, ha realizado numerosas exposiciones, trabajando especialmente con galerías de Madrid y Zaragoza también ha participado en proyectos colectivos, de estos citaríamos: ACTA, Palacio de Velázquez de Madrid, y recientemente, el museo CDAN de Huesca. Ha realizado numerosas esculturas en el ámbito del arte público, y también destacaríamos su colaboración en proyectos de arquitectura.

 

¿Qué es la escultura pública?  En la actualidad la escultura pública, es aquella obra que, partiendo de criterios artísticos, está destinada a ocupar un espacio público, para disfrute de toda laMonumento al fotórafo Cordero Gracia, Zaragoza,escultura pública de F. Rallo sociedad. Una de sus características, (salvo casos excepcionales) es que son financiadas por el pueblo, a través de las entidades administrativas.

¿Cuál dirías que es su cometido? La función de la escultura urbana, no es meramente decorativa. Transmite un mensaje y opera en distintos planos: a veces como memoria de un pueblo, como homenaje a hechos, logros o personajes, y también es útil como relación e interacción espacial.
Citaría como ejemplos: El caballito, en memoria del fotógrafo Cordero Gracia, El niño sentado en la plaza de San Felipe, la tríada femenina en la plaza de Santa Marta, entre muchas otras, emplazadas en la ciudad de Zaragoza.
Toda obra pública debe representar los ideales y los deseos de sus ciudadanos y así afirmar su propia identidad, proyectándose hacia afuera, siendo una ventana abierta al mundo.
Otro rasgo a destacar serían sus dimensiones, que a partir del último tercio del siglo XlX se desarrolla una escultura menos monumental, y más accesible, bajando la escala y en muchos casos eliminando el pedestal. Se cita como punto de partida la obra Los burgueses de Calais, que entre 1884 – 1886, Rodin decide bajarla del pedestal, eliminando la distancia entre las personas y la escultura. De este modo se abre una nueva percepción que se ha ido desarrollando hasta nuestros días. 

Muchacho sentado mirando a la Torre Nueva, Zaragoza, escultura pública de Santiago Gimeno LlopPor tanto, en la actualidad, el arte urbano está pensado para servir a los intereses de la ciudadanía, y su utilidad  se centra en señalar los beneficios aportados a la colectividad, ya sean universales o locales.

¿Podríamos decir que este carácter en la actualidad del arte urbano, tiene su origen en las democracias?
Sí, un país pionero en este sentido es EE.UU. El vínculo entre ciudadanía y arte público ha sido, además de pionero, enormemente fructífero, donde los artistas hasta el día de hoy, siguen investigando en nuevos modelos de comunicación con el público.

En 1973 por primera vez se crea un proyecto realmente ambicioso: “Grand Rapids Project, gestionado por “Women’s Committee of Grand Rapids Art Museum, obra medioambiental a gran escala, donde se aplicaron los fundamentos del Land Art. Robert Morris, su autor, dijo: Obras que cooperan y no son objetos en el paisaje.Sin título Zaragoza Lennie Bell, Escultura pública. En este sentido participativo, tendríamos que señalar la obra, Fuente Crown de J. Plensa (2004) en Chicago.

¿Dónde situarías conceptualmente esta obra llamada “Víctima” dentro del panorama que nos has descrito sobre la escultura Urbana? Se nos ha dicho que el objetivo del Memorial es que sirva como lugar de encuentro para honrar la memoria de las víctimas. Sería largo contar cuantas voces se han elevado en contra, ya antes de que se levantara esta obra.

Con la escultura Víctima se nos presenta una forma esquemática abatida. El material empleado es hierro, su fortaleza y resistencia se emplea en la estructura que sostiene los rascacielos y cuya característica de flexibilidad hace posible la construcción de puentes. Es muy curioso que el escultor, en este caso, no utilice estas potencialidades del material; él prefiere doblarlo, hasta que la figura queda curvada, abatida y sumisa. 

Grand Rapids, Obra pública de R. Morris.Situada detrás de una fuente que representa las montañas del Pirineo. Parece una metáfora de la vergüenza que sienten sus ciudadanos.

Este no es un lugar de reunión para ofrecer homenaje a nuestras víctimas. Más bien suscita todo lo contrario.

Esta obra no reúne las mínimas condiciones que debe tener toda obra pública, un pueblo no se puede identificar con una visión de derrota ante un problema de tales dimensiones, menos aún las mujeres que mueren y sufren por esta lacra.

El mensaje debería ser de resistencia, fuerza y lucha.
El simbolismo que representa, no hace referencia a las víctimas, más bien al acto misógino de hombres cobardes que son sus verdugos.

Os contaré brevemente lo que me sucedió mientras paseaba por la zona donde se ubica la pieza: Ahí estaba la escultura dedicada a las víctimas de la violencia de género, a los pies de la escalinata de San Juan de los Panetes, en la ciudad de Zaragoza. Mirando había un joven, cámara al hombro y aire de turista, en esto, se acerca una señora mayor, de aspecto alegre y enseguida exclama: ¡Ah, ésta debe ser la escultura de la que mi marido lleva hablando toda la semana!, dice que la llaman “¡la fregona!” ¡Qué vergüenza para las mujeres!. El joven se acerca y dice, señalando la escultura: “No entiendo que quiere decir esto. ¿Quién la ha puesto aquí?”

Tras un breve intercambio de ideas y comentarios, la señora se aleja indignada y el joven turista queda perplejo.

Tenemos que ser conscientes de que la escultura urbana, es un espejo que muestra ante el mundo quienes somos, cual es nuestro sentir y nuestra cultura; reflejando nuestros ideales, sueños, logros, y valores.

Ante la presencia de la escultura “Víctima” me hago eco de la consternación del turista y agravio de la señora.
Finalmente me pregunto: ¿Es así como los ciudadanos quieren que su localidad se perciba en el resto del mundo?

 

La Torre Crown Chicago, Obra pública de J. Plensa

 

Pilar Catalán, es pintora y grabadora, y una artista visual multidisciplinar. En sus comienzos tubo contacto con los movimientos underground  y  contraculturales, participando en Hapennings y Actions /Art.  Desde los años 80 introduce en su trabajo las nuevas tecnologías. Ha participado en multitud de ferias nacionales e internacionales. Como teórica e investigadora de género, ha publicado diferentes escritos para catálogos, revistas y formatos digitales. Mencionaríamos también, su quehacer como ponente de diferentes jornadas y encuentros, ejerciendo de comisaria en varias muestras de arte. En la actualidad pertenece al Consejo de redacción de la Revista Cultural Crisis.

 

¿En qué medida el arte feminista ha ayudado a la construcción de una nueva imagen de la mujer y hasta qué punto ha desenmascarando conductas que siguen permitiendo la violencia de género? Ciñéndonos al ámbito artístico y para dejar constancia de la vinculación que se articuló entre mujer artista y mujer feminista, así como la asunción de una nueva Escultura pública,Monumento a la Concordia, Oviedo, de Esperanza D'orsresponsabilidad circunscrita al arte contemporáneo en lo que respecta a la deconstrucción más tradicional de la iconografía feminista, anclada de manera permanente en el rol de sujeto paciente y sufriente, examinemos las confrontaciones que desde ópticas divergentes se dirigen a derrocar el discurso patriarcal y los paradigmas más androcéntricos y capitalistas con el objetivo de erradicar la tradicional representación de la imagen de la mujer. En este contexto que nos seduce explorar, podemos revisar actuaciones artísticas plurales utilizadas como eficaces herramientas para encausar la mala fe, negligencia e injusticia de los poderes fácticos, que sitúan las políticas de igualdad y de la no discriminación de género fuera de sus programas políticos perpetuando y consintiendo el horror que supone la violencia de género, que no solo sigue intimidando, atemorizando y degradando a la mujer, sino que traspasa todos los límites arrebatándoles el don más preciado del ser humano, la vida. Tendría que llegar el año 1993 para que las Naciones Unidas en su 85ª sesión plenaria ratificasen la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.

¿Podemos establecer una línea coherente en el trabajo de las mujeres artistas para concienciar sobre la violencia de género? Por cuestiones de una  temporalización tempranaMonumento a la Paz (Zaragoza) Francisca Martín- Cano o por su significación,  vamos a subrayar algunos  trabajos de  artistas mujeres para establecer un esbozo panorámico de la situación. Por el primer motivo y  por su contenido comenzamos por  la mítica obra “Performance Cut Piece” realizada en 1965 por Yoko Ono,  en la que la artista sentada en una silla en actitud serena permanece impasible fijando su mirada en la audiencia mientras los espectadores van cortando su vestimenta dejando su cuerpo al desnudo, o los proyectos artísticos de la década del 2000  en los que  artistas nacionales e internacionales se unen para preguntarse el cómo y el porqué de la violencia, citamos por su relevancia tres actuaciones: “Cárcel de Amor. Relatos culturales sobre la violencia de género” celebrada en el 2005, comisariada por Berta Sichel, “Contraviolencias. Prácticas artísticas contra la agresión a la  mujer”, 2010, por Piedad Solans y “Contraviolencias. 28 miradas de artistas 2013”, por Randy Rosenberg, o el trabajo de la artista sevillana Mercedes Naranjo creadora del proyecto “Brújulas en la igualdad” que cedió cinco originales de la Escultura “Arrastre” y cuya representación viene a denunciar «la falta de libertad, igualdad y la Homenaje a las víctimas de género, 2015, Móstoles Madridviolencia que sufren miles de mujeres aisladas ante una lacra que va en aumento», es de rigor también incluir en estas líneas porque lo merece por derecho propio a una mujer, Francisca Martín-Cano Abreu, escritora-investigadora de género, escultora, y activista, autora de innumerables artículos y escritos de denuncia contra el maltrato sufrido por las mujeres y que además ha hecho escultura pública, reseñamos como un ejemplo de su quehacer artístico la pieza denominada “Monumento a la Paz”, ubicada en el Parque del mismo nombre en la ciudad de Zaragoza que data de 1988 y es la mayor obra en un solo bloque de piedra que se conoce en España, simboliza la Paz en su acepción más amplia.

¿Crees que la mirada de la mujer sobre sí misma es sustancialmente diferente a la representada por el hombre durante tantos siglos?  Considerando que es imprescindible y no hay excusa para no conocer las obras de las escultoras del siglo XX por sus posibles aportaciones estéticas pero también por su contribución a una nueva mirada con respecto a nosotras, os invitamos hacer un circuito por una de las exposiciones claves, “Reexistencias. Escultoras del siglo XX” en la que actuó como comisaria Raquel Barrionuevo, presentada en el Monasterio de Santa Inés de Sevilla y acogida en la sala madrileña “El Águila” en 2006. De esta muestra voy a poner el acento en la artista multidisciplinar Esperanza d´Ors, por haber trabajado en varios proyectos sobre escultura pública cuyas obras deberían de ser analizadas desde una perspectiva de género y con más profundidad de lo hecho hasta el momento, porque rompe la forma tradicional de representarnos, una de ellas es Afrodita, ubicada en la Plaza de la Paz en Oviedo,Punto Ariies, en Cabo Pena, Asturias, Escultura urbana de Ana Pérez Perea la otra Monumento a la Concordia, también conocida con el nombre “Cabeza de Manifestación”, situada en la plaza de Carbayón en la misma ciudad, realizadas en 1996 y 1997 respectivamente. Es un largo camino el desplegado por las artistas para combatir la pandemia que se extiende por todo el mundo y que la ceguera de una sociedad corrupta no combate con la fuerza necesaria, por eso hoy más que nunca y desde las diferentes esferas sociales, políticas y culturales no cabe la pasividad ni la ignorancia, todas las actuaciones medios y procedimientos que decidamos emprender o utilizar, instalación y videoinstalación, video y videoperformance, instalación sonora, fotografía, pintura, escultura y dibujo, así como documentación de cómics y videojuegos, redes y colectivos artísticos ciberactivistas y consultas de webs sites construyen un holograma de repulsa. 

¿Puedes darnos tu opinión sobre el Concurso que el Ayuntamiento de Zaragoza organizó contra la violencia de género y cuál es la función de la escultura pública? En un mundo globalizado lo local debe de convivir con lo universal y desde esta consideración intentaremos analizar un hecho acaecido en la ciudad de Zaragoza, derivado del Concurso que el Ayuntamiento organizó contra la violencia de género en el año 2016 y que por la normativa establecida se acotaba en el área de escultura pública de tipología conmemorativa, una comisión formada por diversos agentes sociales y culturales seleccionó la escultura La tarde, Zaragoza. Escultura pública de José Bueno y Gimeno“Víctima” como ganadora, por lo que dicha pieza estaba destinada a simbolizar el Memorial y honrar a las víctimas de la violencia machista. Con el afán de completar este tema repasamos algunas de las vertientes de la escultura pública con la finalidad primero de entender que la trama y la urdimbre en el arte mantienen lazos inalienables para el entendimiento del significado de la obra y la comprensión del mensaje que emite, por tanto cualquier llamada de atención que la supedite a otros elementos o significados puede perturbar su esencia. Su función se explaya generalmente en visionar la cultura contemporánea, suele enaltecer o rendir homenaje a un personaje, colectivo, o concepto y debe de ahondar en lo simbólico, alegórico y fundamental, en cuanto a sus aspectos técnicos deben de resaltar la artisticidad por lo que su ubicación y perspectiva de conjunto debe de ser la más idónea para poder ser contemplada.

 ¿Por qué desde los diferentes colectivos feministas se ha rechazado la escultura Víctima? El objetivo de la escultura “Víctima” debería de ser, visibilizar un drama social y sensibilizar a la ciudadanía del azote que supone este tipo de violencia, la pieza representa a una mujer arrodillada con la cabeza baja y el rostro oculto, en actitud sumisa. La protesta de varios colectivos de mujeres no se ha hecho esperar, han pedido por diferentes vías la retirada de la escultura «Víctima», instalada en la plaza de San Juan de los Panetes de Zaragoza por entender que arrebata la dignidad de las mujeres maltratadas, las aísla y humilla, además de otorgarles el rol de seres pasivos sin capacidad para reaccionar ante las agresiones, por eso nosotras decimos que no están solas, y unimos nuestras fuerzas para empoderarnos y gritar fuerte “ por una mujer que matan nos matan a todas”. La finalidad es conferir a nuestra lucha continua y permanente el carácter de verdad mundial, para lograr erradicar esta plaga producto directo del sistema que desprecia la igualdad como base de la convivencia.

 

Escultura pública Maman, de Louise-Bourgeois,Museo Guggenheim Bilbao

 

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Cita con Eduardo Giménez Burgos

Eduardo Giménez Burgos

 


CITA CON EDUARDO GIMÉNEZ BURGOS


 

 

 

Trayectoria profesional

Zaragoza, 1958. Encuadernador profesional, lleva 18 años dedicado a la enseñanza de la encuadernación, y es actualmente profesor y director de la Escuela LIBRO de Zaragoza, fundada por él en el año 2006.
De 1984 a 1988 vivió y trabajó en Japón. Ha traducido el libro clásico La encuadernación japonesa de Kojiro Ikegami (Clan Editorial) y ha participado en numerosas exposiciones de encuadernaciones japonesas y libros de artista, así como de encuadernaciones de arte en Europa, Asia y Norteamérica.
Ha recibido por su trabajo una decena de premios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Nacional de Encuadernación Artística del Ministerio de Cultura español en los años 2012 y 2014, el Primer premio de encuadernación artística de la Biblioteca Nacional de Escocia en 2011, y en 2013 el Segundo Premio Sir Paul Getty Bodleian Bookbinding Prize, cuyo libro sobre William Shakespeare pasó a formar parte de la Wormsley Library en Buckinghamshire.
Actualmente compagina su labor docente con la realización de encuadernaciones por encargo para entidades públicas y coleccionistas privados.

Encuadernación de Eduardo Giménez. Fabeln/Fables, La Fontaine, Ilustraciones de B. Coudrain (2013)

Encuadernación de Eduardo Giménez. Fabeln/Fables, La Fontaine, Ilustraciones de B. Coudrain (2013)

En tu quehacer profesional caminan juntos muchos conceptos, matemáticos, literarios, tecnológicos y por supuesto estéticos. Mágicamente consigues que todos lleguen al mismo destino y que además durante el viaje este quehacer sea cada vez más emocionante (a mí me transmiten esto sus trabajos cuando los contemplo).

Efectivamente, una encuadernación es la suma de una serie de procesos que exigen cierta destreza y un conocimiento técnico complejo donde entran en juego múltiples elementos artesanales que resultan invisibles a la vista, pero que cuando alguno falla el error se hace muy evidente. Aunque no lo parezca a simple vista, una encuadernación artística puede llevar alrededor de 50 operaciones que han de ser perfectamente calculadas para que su funcionamiento sea el correcto, como un preciso mecanismo de relojería. Además, el diseño tiene que ser armonioso con el texto, y la exigencia para resolverlo ha de ser también muy alta. Creo que un libro realmente logrado es aquel que aúna tanto la perfecta ejecución técnica como la consecución de la belleza plástica. Y eso requiere muchas horas de trabajo de taller por un lado, y de reflexión sobre el diseño artístico por otro, algo que para mí es, en ambos casos, una tarea emocionante y una fuente de satisfacción enorme.

Encuadernación de Eduardo Giménez. Confidencias de Juan Buenhombre, Miquel y Planas. Ilust. de A. Ollé Pinell (2014)

Eduardo Giménez. Confidencias de Juan Buenhombre, Miquel y Planas. Ilust. de A. Ollé Pinell (2014)

Es un viaje que elaboras con los cinco sentidos. No sabemos si cuando lo empiezas ya sabes cómo tiene que acabar pero nos gustaría saber cómo activas esos sentidos.

Una vez le oí decir al novelista Javier Marías que hay dos tipos de escritores: el que trabaja con mapa y el que lo hace con brújula. El primero es aquél que empieza a escribir cuando ya tiene bosquejado el argumento, los personajes y conoce de antemano donde empieza y donde acaba la novela, es decir, se mueve por un mapa que ha ideado previamente. El segundo, por el contrario, sólo conoce el punto de partida, y escribe siguiendo un rumbo azaroso y desconocido guiado por la brújula que le orienta hacia una dirección determinada. Creo que esta reflexión puede aplicarse a cualquier creador artístico.En mi caso concreto, yo soy un encuadernador que trabaja con brújula. Mi punto de partida, lo que activa el proceso de diseño es la lectura de la obra, la observación minuciosa de las ilustraciones, los colores, la tipografía, incluso el tipo de papel. El estímulo visual que provocan todos esos elementos se perfila en un primer boceto.

 

Eduardo Giménez. Mi primer viaje en tranvía, Zaragoza. Libro de firmas (2011)

 A medida que voy realizando la encuadernación, se van concretando la estructura y los materiales que conformarán finalmente el libro, nunca sé de antemano cómo va a ser una vez terminado, y eso me da cierto margen de improvisación. La elección de los colores y los materiales, y su ordenación dentro del espacio rectangular que forman las tapas es lo que dará sentido al diseño. Y en esas decisiones que voy tomando por el camino, entran naturalmente los sentidos, en especial el aspecto visual, que persigue la máxima belleza para los ojos, un tacto agradable para las manos que acariciarán el libro durante su lectura, o, incluso, el olor que procede de los materiales que usamos, como la piel, el papel pintado o la madera.

¿Qué ves a través de un título?

El título es la llave que se abre a la ficción y a la fantasía. Es el comienzo de todo, la promesa del viaje, en mi caso de la misma creación.

¿Qué te cuenta el papel cuando lo escuchas?

El papel es el vehículo que te lleva por ese viaje. A veces es algo más. Hay un libro clásico de la literatura japonesa del siglo XI, la Historia de Gengi de Murasaki Shikibu, donde un personaje reflexiona sobre la belleza del papel sobre el que se dispone a escribir con el pincel. La finura y trasparencia de sus fibras, el color blanco sobre el que se deslizará la tinta, el sonido al sacudirlo levemente en el aire, como calibrando su perfecta manufactura, o el mismo olor, le producen un intensa emoción. Los japoneses han hecho de algo tan simple como plegar una hoja de papel un arte. Para ellos el papel es un tesoro, y la delicadeza y la variedad es infinita. Para mí también lo es, y comparto esa fascinación con Murasaki Shikibu mil años después.

¿A dónde te transporta el olor del cuero?

El cuero es el material que mejor se adapta a un libro por su resistencia y flexibilidad, y se ha utilizado desde siempre en la encuadernación. Ni siquiera la escasez de pieles durante de la II Guerra Mundial cambió el hábito de los encuadernadores alemanes, que inventaron la encuadernación “milimétrica”, término que aludía a la mínima franja de cuero que recubría los lomos, justo para que no se notara su carencia una vez colocados en las estanterías.

 

¿Cómo saboreas el proceso de trabajo?

El trabajo de encuadernar libros es muy variado. Entran en juego la costura y el bordado, la manipulación del papel y el cartón, la tela y el cuero, el uso del martillo y el punzón, y como toda labor artesanal es muy absorbente. El olor de un taller de encuadernación, con sus viejas prensas y cizallas, sus columnas de libros, los rollos de pieles, los productos de restauración y pintura, los botes de engrudo, hacen de él un lugar adictivo. En este entorno de trabajo uno se encuentra a menudo en paz, muchas veces con la sensación del tiempo detenido.

¿Qué sensación guardas al acariciar un proyecto acabado?

Para mí lo mejor de un proyecto es siempre el proceso de invención y su ejecución. Una vez que termino un libro procuro que salga de mi taller lo antes posible hacia su destino. Los trabajos se toleran mejor con el paso de los años.

¿Cómo se produce el paso hacia la encuadernación artística?

Cuando yo empecé en el oficio, hacía casi exclusivamente restauraciones y encuadernaciones de libros viejos. Muy pronto, en 1998, abrí una escuela de encuadernación artesanal, y desde entonces he dedicado gran parte de mi tiempo a la enseñanza. Pero en el año 2002 conocí a un reputado encuadernador, Edgar Claes, un monje de un monasterio en Bélgica que abría su taller ocasionalmente a encuadernadores profesionales. Este encuadernador, cuya obra es muy vanguardista, me descubrió todo un mundo alrededor de la encuadernación contemporánea. A lo largo de tres veranos conocí las innumerables posibilidades de utilizar muy diversos materiales y técnicas decorativas aplicadas al libro. Descubrí el refinamiento y el rigor en el proceso de encuadernación y, sobre todo, comprendí observando sus obras y viéndole trabajar la importancia de sentirse muy libre a la hora de imaginar cualquier proyecto.

Eduardo Giménez. Décimas de Zamalek, Fidel Sendagorta (2014)

Es algo que me pasa con mucha frecuencia, cuando veo trabajar a un artista en su taller, cualquiera que sea su oficio, lo que me atrae por encima de todo es su forma de expresar esa libertad frente al objeto, y también su gestualidad, la exactitud y economía del gesto, ese peculiar orden guiado por la experiencia que mueve sus manos para ejecutar la obra. De esa observación suelo aprender más que de cualquier manual. A partir de ese encuentro con el maestro belga, empecé a hacer mis primeras encuadernaciones contemporáneas, que hoy día compagino con la encuadernación clásica y el libro de artista.

Explícanos cuál es el proceso de trabajo en una encuadernación artística. ¿Qué pasos sigues hasta terminar la obra? ¿Cómo te la planteas?

Como decía antes, una encuadernación artística contemporánea, igual que una encuadernación clásica, conlleva una serie de pasos de elaboración artesanal encaminados a la construcción del cuerpo del libro. Al mismo tiempo se tienen en cuenta factores de conservación, procurando utilizar materiales que envejezcan bien para que el libro sea más duradero en el tiempo. A la hora de planificar la estructura y el diseño de las tapas, es cuando cambia radicalmente el rumbo de ambas encuadernaciones. El tipo de decoración de una encuadernación contemporánea se diferencia en la estética del diseño y en el uso de los materiales que van a utilizarse en las tapas y el lomo del libro. A veces, procuro que el diseño tenga una cierta relación con el contenido, sólo como sugerencia, como evocación. En un libro ilustrado, nunca hago una réplica de las ilustraciones, trato de interpretarlo, sobre todo utilizando la gama cromática del propio libro, buscando entre sus formas o su tipografía, para darle un carácter personal. A veces, en determinados libros, de poesía, por ejemplo, me planteo un diseño libre, sin la dependencia del texto, pero siempre tratando de ser coherente con el contenido. Normalmente utilizo los mínimos colores y materiales, y fundamentalmente juego con las formas simples, la simetría o la abstracción geométrica.

 

Eduardo Giménez. Don Quijote de la Mancha (Tomos I y II). Ilustraciones de Antonio Saura (2013)

 

¿En el caso de El Quijote encuadernado en dos volúmenes, cómo llegas a elaborar el diseño final?

La encuadernación del Quijote a la que te refieres es sobre una edición ilustrada de Antonio Saura, que desde mi punto de vista es uno de los mejores trabajos de este pintor. La idea de enfrentarme a esta obra cumbre de la literatura sólo podía planteármela desde la más absoluta humildad. No quería que la encuadernación impidiera apreciar el libro en toda su belleza, sería una insensatez por mi parte, pero al mismo tiempo deseaba poder expresar una idea personal que resultara apropiada. La opción elegida fue usar para las tapas una madera pintada y bruñida, con efecto lacado,

donde utilicé el negro y el gris, los mismos colores que Saura en sus ilustraciones, en mi caso sin ninguna figuración. Quería ese telón de fondo para incrustar dos elementos que sugieren las dos imágenes que mejor representan la historia: los molinos de viento, en una figura circular de madera con aspas, de un color rojo que rompe la uniformidad cromática del fondo, y las lanzas en forma de varillas de grafito que atraviesan verticalmente el eje de la composición. Los dos tomos corresponden a ambas partes del Quijote y las encuadernaciones son ligeramente distintas entre sí, aparte de incorporar una varilla central el primero y dos el segundo para poder diferenciarlos a primera vista.

Eduardo Giménez. Don Quijote de la Mancha (Tomos I y II) 2013

Si la encuadernación consiguiera al menos armonizar con la obra, independientemente de la idea que hay detrás, me daría por satisfecho.

¿Es la encuadernación del libro su envoltorio?

En efecto, la encuadernación es un envoltorio hermoso y único que ennoblece al libro. Naturalmente hablamos de encuadernaciones hechas a mano, sobre ejemplares de algún valor bibliográfico, o sentimental también. Lo que se entiende comúnmente por encuadernación es el formato industrial en cartulina impresa o cartón rígido que vemos en las librerías. Pero los ejemplares de más valor, las ediciones limitadas, las primeras ediciones de autores, los libros ilustrados de artista, se han encuadernado desde siempre en los talleres artesanales. Y también los elegantes libros de honor y álbumes de fotos. El uso de la encuadernación manual desde tiempos remotos, con su envoltura protectora, ha permitido que hoy se hayan conservado muchos libros valiosos que de otra manera se habrían perdido irremediablemente.

En 2012 y 2014 recibes el Premio Nacional de Encuadernación, que otorga el Ministerio de Cultura, y en 2013 un importante premio en Oxford (2º Premio en el Concurso Internacional de Encuadernación Artística “Sir Paul Getty Bodleian Bokbinding Price 2013”. ¿Cómo afectan estas distinciones a tu trabajo?

Uno de los recursos de los encuadernadores como yo, alejados de los centros tradicionales de la bibliofilia, es mostrar nuestro trabajo a través de concursos públicos. Además del reconocimiento que suponen los premios, lo que es importante para cualquier creador, normalmente llevan aparejados exposiciones por todo el mundo que te permiten llegar a lugares insospechados. Los libros premiados, aparte de su remuneración económica, quedan habitualmente en propiedad de las grandes bibliotecas. Existen también por todo el mundo asociaciones de encuadernadores que organizan periódicamente exposiciones en sus países de origen, y es otra magnífica posibilidad no sólo de darte a conocer sino también de ver los trabajos que hacen el resto de tus colegas. Yo acudo con mis libros a todas las exposiciones que puedo, y eso me ha permitido además descubrir lugares extraordinarios como, por ejemplo, el Museo de Arte Contemporáneo de Nîmes, El Grolier Club de Nueva York, la Bodleian Library de Oxford o la Bibliotheca Wittockiana de Bruselas.

 

Eduardo Giménez. Don Quijote Samurai. Litografías de Mª Exposito Santiso (2012)

 

¿Hay mucha tradición en España en el campo de la encuadernación artística?

La mayor aportación de España al mundo de la encuadernación es la encuadernación mudéjar, que floreció en los siglos XV y XVI e influyó de forma notable en toda Europa. También en la primera mitad del siglo XX surgieron algunos talleres muy reconocidos por los bibliófilos, como los de Emilio Brugalla en Barcelona, Antolín Palomino en Madrid y los hermanos Galván en Cádiz, casos bastante aislados pero que extendieron el gusto por las encuadernaciones cuidadas. A partir de la última década del siglo XX, han surgido en España nuevos encuadernadores, con una formación sólida, tanto técnica como artística, que van despuntando en el árido panorama actual de la encuadernación, lastrada, lamentablemente, por el escaso interés que muestran los coleccionistas y las instituciones por este tipo de obras.

¿A qué se debe esa falta de interés?

Hay mucha gente en España, sobre todo en el mundo de la bibliofilia y el coleccionismo de libros, que no entiende la función ornamental de la encuadernación contemporánea y su innegable valor añadido. Han conocido desde siempre la encuadernación tradicional en piel, con nervios y dorados, y cualquier otra forma les resulta ingrata. Entiendo perfectamente el gusto por la decoración clásica de los libros. Una encuadernación en piel adornada con unos bonitos papeles jaspeados y rotulada con oro puede ser enormemente delicada y hermosa. Pero igual que el arte evoluciona, también lo hacen la encuadernación y el resto de las artes decorativas. La misión de un encuadernador es adaptarse a su tiempo. Es algo que en países como Francia, Inglaterra, Alemania o Bélgica, donde existe un buen número de coleccionistas de encuadernaciones artísticas, no ocurre tanto. No obstante, aquí tenemos también algunas honrosas excepciones, como la de Summa Editorial y su extraordinaria página web Unika Books, o el blog de nuestro historiador de la encuadernación, José Luis Checa Cremades, que ningún aficionado al arte del libro debería perderse para comprender mejor nuestro trabajo.

¿Qué hay de arte e invención en tu trabajo?

La encuadernación contemporánea añade a las tapas del libro un elemento de diseño artístico y, en ocasiones, unos materiales no convencionales. El encuadernador es también el diseñador de la obra, y ésta adquiere una nueva resonancia enriquecida por una obra única y original. El encuadernador artístico se convierte, pues, en una suerte de artesano y artista al mismo tiempo, donde la elaboración manual y la belleza del diseño cobran una importancia primordial para lograr una obra de alta calidad artística. El libro se convierte así en objeto de arte.

¿Cómo influye la enseñanza en tu labor de encuadernador?

Enormemente, de no haber sido por mi actividad como profesor, nunca habría conseguido disponer del tiempo necesario para explorar a fondo otros territorios ligados al mundo de la encuadernación, que van desde la encuadernación japonesa y el libro de artista, hasta el libro objeto o, últimamente, las encuadernaciones en papel con decoración de origami, una creación a cuatro manos con Elena Sánchez que dio origen a una exposición individual en

Eduardo Giménez. Diario de un poeta recién casado, Juan Ramón Jiménez. Varios ilustradores (2015)

Zaragoza este año 2016, y que considero una aportación original al mundo de la encuadernación artística. El interés y el impulso de los alumnos son para

mí un enorme estímulo a la hora de investigar los métodos que puedan ayudarles a lograr sus objetivos. Algunos de ellos son ahora profesionales de la encuadernación, pero otros proceden del mundo del diseño gráfico, la fotografía, la pintura, la caligrafía o la restauración, y buscan aprender la forma de convertir el soporte de sus creaciones en obras originales que beneficien su trabajo. Y, cómo no, también tengo muchos alumnos que vienen a aprender a encuadernar simplemente por amor a los libros y descubren una afición que les resulta sumamente gratificante. De todos ellos extraigo ideas e incentivos que me hacen crecer día a día en mi trabajo.

¿Cuál es el lugar de la encuadernación en la vida del lector?

Los libros enriquecen al lector, pero también pueden ser objeto de disfrute por otros motivos que los puramente literarios y más allá de su mera funcionalidad, que una vez consumidos se almacenan o se tiran. Artistas como Manet, Matisse, William Blake, Andy Warhol u Oskar Kokoschka, o en España Picasso, Dalí, Chillida, Tapies, Palazuelo, etc., utilizaron el libro como un género de expresión artística diferenciada, creando todos ellos obras de arte de gran belleza. Muchos otros artistas e ilustradores modernos han seguido esa estela, y se puede decir que este mundo paralelo de la edición artesanal no ha dejado de crecer en tiempos de la era digital y el libro electrónico, tal vez como contraste a la cada vez más impersonal encuadernación industrial. El libro es, obviamente, un objeto de lectura para la mayoría de la gente, que no repara en su encuadernación mientras sirva para su principal objetivo que es la lectura. Pero hay también un mundo fascinante al alcance de cualquier amante de los libros, que puede encontrar en ellos un estímulo de belleza añadido cuando se enriquecen con una encuadernación artística. Una atractiva encuadernación, cualquiera que sea su estilo, puede convertirlos en maravillosos tesoros para su propietario

 

Eduardo Giménez. This Solid Globe. Ilustraciones de Jane Lydbury (2012)

 

Eduardo Giménez. Selection of Poems on the theme of Water (2008)

 

Eduardo Giménez. 2- Eros. Pieter Boddaert Jr. Grabados de Danielle Vandenwyngaerden (2011)

 

Eduardo Giménez. L’oeuvre de Pierre Lecuire: La nuit bleue dans tous ses habits (2015)

 

Eduardo Giménez. Así se hacen las flores de papel, Susanne Strösse (con Elena Sánchez, 2015)

 

Eduardo Giménez. L’Intelligence des Fleurs, Maurice Maeterlinck. Ilust. Tavy Notton (2013)

 

 

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