ANESTESIA

Susana Pardo

ANESTESIA

Amor fundido a negro

ANESTESIA es un proyecto expositivo transversal fruto de la colaboración de la escritora Andrea Tovar y el artista visual Manuel Granados. La unión sinérgica de la poesía visual de Tovar con la vídeo instalación de Granados se presenta por primera vez en Mutuo Centro de Arte de Barcelona, en septiembre de 2019. Conceptualizar la anestesia supone ahondar en el trabajo que Granados centra en el estado de transición entre lo físico y lo virtual que el ser humano acaba de iniciar con la nueva revolución tecnológica. Como toda fase intermedia supone ganancias y pérdidas.

Qué implica la desmaterialización de lo físico o hacia dónde han de proyectarse los esfuerzos en la construcción del cuerpo virtual son cuestiones que han de plantearse de un modo holístico, con una observación y análisis interdisciplinar. ¿Cómo podemos entender, desde nuestra perspectiva inmersa todavía en el paleolítico de las tecnologías de la información, la comunicación y la inteligencia artificial, la disolución del individuo y la individualidad tal como la conocemos? ¿Nos llevaría a un mayor aislamiento y soledad? o por el contrario la realidad virtual súper conectada sería más afín a nuestra naturaleza de seres pensantes y espirituales desde otra manera de ser en lo físico.

Manuel Granados y Andrea Tovar abordan el concepto de anestesia tomando prestado el potencial confuso y contradictorio de las imágenes y las palabras para dar a conocer, al mismo tiempo que enmascaran y silencian por conveniencia o saturación.

La propuesta pone el foco en la dialéctica del sistema sinestésico / anestésico, relacionada con la percepción sensible a través de los sentidos. Siguiendo el razonamiento de Susan Buck-Morss1, el sistema sinestésico se encarga de hacer consciente lo que nos llega del exterior uniéndolo a las imágenes mentales registradas por la memoria y la anticipación en nuestro cerebro; estaríamos hablando, por tanto, del «sistema estético de la conciencia sensorial».

En la era del ocio híper consumista y la introducción de lo visual y virtual en los nuevos modos de relación, parece urgente revisar lo estético y, quizá, ajustarlo a su etimología originaria. Del griego aisthetikos, se define como el conocimiento que se adquiere por los sentidos. Estos saberes que nos llegan al contemplar, escuchar, paladear, inhalar o acariciar han sido tradicionalmente denostados por la filosofía y la ciencia, ya que tenían acceso directo a la emoción sin pasar por la razón. Sin embargo, investigaciones recientes del neurólogo Antonio Damasio2 ponen en valor los sentimientos, como experiencia mental de las emociones, al concederles el papel de agentes de motivación y control en la construcción de la cultura, o lo que entendemos por civilización. Pero en algún momento de la historia del arte, lo estético dejó de relacionarse con la percepción sensible para decantarse por la belleza como experiencia sensual o lo que place a los sentidos.

La cuestión no es dejar de percibir y sentir sino estar al mando de nuestro sistema sensorial y ser capaces de discernir la información que dejamos pasar. No es fácil responder a la pregunta de hasta dónde nos influye el shock de la fantasmagoría que oculta o altera la realidad y satura los sentidos impidiendo reaccionar ¿Qué implica estar inmerso en el exceso y la espectacularización vacía como un ideal consumista de la cultura de masas? Es evidente que tomar un vino con los amigos, como tener un perfil en Instagram, fomenta las relaciones sociales y produce sensación de bienestar. Por el contrario la adicción al alcohol, las drogas o las redes sociales, dificulta la comunicación de calidad y el aprendizaje; condiciona, somete y aísla al individuo al mismo tiempo que obstruye y merma todas sus capacidades sensoriales y cognitivas.

Con ANESTESIA se reclama la facultad de volver a abrir los canales de percepción, favorecer el flujo de información, pero ante todo, evitar el manejo de lo estético por agentes condicionados por fines crematísticos. ANESTESIA manifiesta la urgencia de ser conscientes de no traspasar ciertos límites de insensibilización, advirtiendo del peligro en el uso abusivo que adormece y paraliza. Tomar el control y dosificar son la clave para activar o desactivar la dialéctica sinestesia / anestesia, ya que son los mismos estímulos, recursos, acciones, objetos y sustancias químicas (naturales o artificiales) los que actúan en la fluidez o la obstrucción de lo percibido.

La anestesia, por tanto, no incide en la negación de lo sensible, sino en el colapso de los sentidos que obstruyen las vías de conexión en detrimento de la experiencia o la obtención del placer, y en última instancia de la supervivencia. Resulta contradictorio que, en este momento de auge de canales de información y redes sociales que nos conectan a través de mensajes de texto, de audio y de imágenes, el sistema sinestésico pueda revertir su funcionamiento y derivar en sistema anestésico como medida de prevención del cuerpo ante la saturación de estímulos que provocan el shock traumático. Walter Benjamin3 aconseja la distancia, para observar y sentir desde fuera la fantasmagoría capitalista. Sin embargo, Andrea Tovar recurre a la memoria fijada en el álbum de fotos familiar, las cartas y documentos del pasado para sus poesías visuales; mientras Manuel Granados se apropia de imágenes de la vida cotidiana colgadas en internet como construcción de un cuerpo virtual inconsciente. Ambos, se obligan a no caer en la “crisis de la percepción” que padecemos y se proponen registrarlo todo en sus piezas. Anotar en la memoria construye anclajes a los que volver y previene el adormecimiento. La memoria vela por la integridad perceptiva mientras se abren las vías para apreciar el tiempo contemporáneo y no sucumbir a la anestesia de lo estético. El peligro del individuo anestesiado reside en cómo queda despojado de su posicionamiento político e incapacitado para la crítica y la acción.

La propuesta ANESTESIA es una experiencia visual en dos tiempos:

En primer lugar, la videoinstalación de Granados permite sumergirse literalmente en la ambivalencia de las imágenes y sonidos a través de una catarata atropellada y asincrónica de objetos de consumo y actividades diversas que conforman la cotidianidad. Se ha creado una fantasmagoría, que a diferencia de la orquestada por la cultura de masas, no pretende ser un espectáculo gratificante ni reconfortante. Mas bien al contrario, aquí la intención gira en torno a la posibilidad de despertar del colapso que supone el exceso fetichista en que se han convertido las experiencias sensoriales y culturales, como sustitutivos complacientes de la realidad. Las imágenes y sonidos de la video instalación mantienen una posición contraria a la ilusión de un mundo idílico; evidencian la soledad y fragmentación de una humanidad alienada, herida y depauperada. El espectador asiste a un espacio de exageración y superabundancia provocando una violencia perceptiva que posibilite una potente necesidad de reacción.

La segunda parte es este poemario intervenido de Tovar, como pieza extendida del caos. El formato libro, permite la lectura y visualización en un entorno que ya no es el propuesto por los artistas sino elegido por el propio espectador. Reflexión, intimidad y conexión, son conceptos que limpian las vías de acceso de lo estético para que puedan convertirse en imágenes mentales, es decir, experiencia sensible y cognitiva. La estructura visual del poemario puede llegar a percibirse como una carrera de obstáculos o un laberinto que esconde secretos y trampas. Nada es lo que parece. Engaños y confusión que estimulan al lector para no bajar la guardia. Ahora se demanda un esfuerzo al observador para que sea crítico y distinga entre lo útil y lo desechable. A través de cada una de las páginas se plantea una faceta de la anestesia, y a su vez, se traza un íter más amplio que se encamina a una posible resolución: el despertar a la propia vida. De este modo, la experiencia artística extendida pretende servir de estímulo para encontrar la poesía en lo cotidiano que ayude a diferenciar lo lúdico de lo nocivo. 

El proyecto plantea diferentes aspectos en la manera de percibir la experiencia artística haciendo converger desde distintas realidades de espacio-tiempo la aprehensión del concepto anestesia. Pero, sobre todo, hay una apuesta clara por la recepción activa y crítica del observador para que los dispositivos se movilicen y generen las conexiones imprescindibles para la comunicación.

Al ahondar en la percepción sensible o estética (aisthetikos), es posible llegar al convencimiento, acertado o no, de las múltiples opciones que las imágenes captadas y procesadas nos ofrecen. El desarrollo tecnológico, entre otras funciones, repara en hacer perceptible la virtualidad del mundo de las ideas del que Platón ya nos hablaba, una infinidad de imágenes mentales que pueden potenciarse a través del sistema sinestésico. Este proyecto no quiere pasar por alto la cualidad intervencionista del concepto anestesia, es decir, su capacidad medial o catalizadora, que deviene en material, fórmula o herramienta de uso saludable que tomamos prestada para imaginar; «para saber hay que imaginarse» dice Didi-Huberman4.

Sin la imaginación no es posible el aprendizaje ni el conocimiento, es la que pone en juego las opciones que hacen posible el desbordamiento de nuestro yo; la imaginación transforma el “yo” en el “ser posible” que describía Heidegger5. En el momento que dejamos de entender el ser como un objeto que está en el mundo o un mero observador interesado, a la manera de Husserl6, y lo pensamos como un proceso cuya cualidad fundamental es la de trascenderse a sí mismo, nos daría la noción del ser que entiende Heidegger como “el ente que se aparta de su ser” 7, un ser en constante hacerse

De este modo, la identidad es un proyecto activo que se encuentra en continua actualización, una construcción abierta a cambios por la interacción con el entorno.

Es en esa tarea de elaboración y comunicación donde el individuo necesita hacer uso de la imaginación; las proyecciones mentales que conectan el exterior con nuestro interior son un ejercicio de libertad que conducen al logro o la perdición.

Además de la función auxiliadora y protectora, la anestesia opera amordazando al guardián racional de nuestro cerebro. De esta manera, corta el paso a lo reglado, pone en duda la coherencia de lo que aparenta ser lógico; cuestiona lo reconocible, lo aprendido y experimentado; se aventura a atravesar la frontera de lo desconocido, lo diverso, lo otro, lo contingente y lo imposible.

La anestesia, desde este ángulo, se convierte en una aliada imprescindible para sostener los continuos estados de transición en los que vive el individuo por su cualidad de proceso. Este estado de transición u horizonte de sucesos, que el artista vive de un modo exacerbado, es la línea permeable que separa lo conocido de lo desconocido, es el límite entre el yo y la conectividad; en definitiva el estado de transición que hay entre cualquier idea y su contraria para dejar de ser opuestos y convertirse en paradoja o complementarios.

Enfrentarse al poemario de Tovar y la video instalación de Granados es participar del ejercicio de imaginación; se nos conduce por un terreno complejo sin condicionamientos ni premisas, ajeno a ordenes o jerarquías, sin hilo conductor ni narrativas, y como si fuéramos acróbatas, mas que espectadores o lectores, se nos requiere hacer un triple salto mortal para llegar a un lugar desconocido, incluso para los propios autores.

Notas

  1. BUCK-MORSS, Susan: Estética y anestésica. Una revisión del ensayo de Walter Benjamin sobre la obra de arte, La balsa de la  medusa, 1993, p. 65.
  2. DAMASIO, Antonio: El extraño orden de las cosas. Barcelona, Editorial Planeta, 2018, p. 20.
  3. BENJAMIN, Walter: La obra de arte en la época de su reproducción mecánica. Madrid, Casimiro libros, 2013, p. 55.
  4. DIDI-HUBERMANN, Georges: Imágenes pese a todo. Memoria visual del Holocausto, Barcelona, Paidós, 2017, p. 17.
  5. REALE, Giovnni y ANTISERI, Dario: Historia del pensamiento filosófico y científico III. Barcelona, Herder, 2010, p.519.
  6. Idem, p. 520.
  7. Idem, p. 519.

http://www.susanapardo.gallery/

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El máximo de lo mínimo

Nasreen Mohamedi

EL MÁXIMO DE LO MÍNIMO


ABSTRACCIÓN DESDE LA POESÍA Y LA RAZÓN

Nasreen Mohamedi

NASREEN MOHAMEDI. Fotógrafo desconocido.

La artista india Nasreen Mohamedi fue una de las pioneras del arte contemporáneo en India, junto a Zarina Hashmi, quien desarrolló la abstracción en la segunda mitad del siglo XX. Recientemente el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, ha ofrecido una extensa muestra de su obra a través de sus dibujos, fotografías, pinturas y collages, comisariada por su antigua alumna Roobina Karode y titulada La espera forma parte de una vida intensa.
NASREEN MOHAMEDI. Sin título. Tinta y grafito sobre papel.

Sin título. Tinta y grafito sobre papel, 1970.

SU OBRA Este despliegue de obra, más de doscientas imágenes, quiere presentar las principales etapas en la trayectoria de la artista. Este viaje expositivo nos lleva desde la década de los años 60 con sus pinturas semi-abstractas de espíritu lírico hasta los años 70 y su subversión de la retícula modernista así como las diagonales suspendidas, los triángulos, las elipses y las esferas que ocupan los años 80. Aunque su compromiso estaba ligado a sus vivencias, como dice Roobina Karode: “…aprendían a mirar y escuchar… hasta la más fina hoja de hierba era objeto de su atención...” , supo desde la autodisciplina y el autocontrol trabajar esa depuración mental y física necesaria para su libertad expresiva. “Vaciar la mente escribió en uno de sus diarios, y entre sus rutinas estaba la limpieza de su casa-estudio varias veces al día. Esa soledad nómada y fortaleza que defendió a lo largo de su vida se observa en las 56 fotografías de paisajes desérticos, marinas, detalles de la arquitectura islámica (celosías) y estructuras modernas que capturó en blanco y negro. Sus viajes y los lugares que conoció en Turquía, Irán, Karachi o el desierto de Bahréin aparecen en sus imágenes.
NASREEN MOHAMEDI. Sin título. Dos dibujos de tinta y grafito sobre papel y tres fotografías en blanco y negro.

Obras sin título. Dos dibujos: Primero realizado en tinta sobre papel, 1982 y segundo en tinta y grafito sobre papel, 1970 y tres fotografías en blanco y negro, gelatinobromuro de plata. La primera datada en 1981.

En su obra sobre papel (dibujos en tinta y grafito, acuarelas) y algunos ejemplos de sus lienzos y collages podemos descubrir que Nasreen Mohamedi era coherente con su vida, por el uso de una estética parca y la sobriedad en los medios. La artista prefirió la tinta y el grafito al óleo, la línea a la figura y el pequeño al gran formato. Su minimalismo en blanco y negro le hizo decantarse más por el papel que por el lienzo, y su búsqueda de un mundo subjetivo e inmaterial la acercó a lo matemático, lo metafísico y lo místico, alejándola del arte indio popular. Pionera de la abstracción en Asia y figura enigmática e indomable que iba a contracorriente, como explican los responsables de la exposición. Creó una estética propia y como dice Borja Villel, director del Reina Sofía: es una artista de culto extraordinaria y su obra es exquisita, sutil y de gran precisión; una obra íntima y bellísima. Es un gran descubrimiento.
NASREEN MOHAMEDI-tinta y acuarela sobre papel

Sin título. Tinta sobre papel

Entre sus referencias encontramos como la luz y la música clásica del Indostán y la estética Zen conviven con la influencia del suprematismo de Malevich, a quien admiraba, el neoplasticismo de Piet Mondrian, la obra de Henri Michaux, Paul Klee, Moholy-Nagy o Kandinsky. Escritores como Lorca, Nietzsche, Spinoza o Kierkegaard le ayudaron a sobrellevar los problemas sentimentales que la marcaron en su vida dándole las alas que tanto sus escritos como sus proyectos requerían. Los procesos y valores poéticos que albergan las palabras tanto de Rilke y de Camus, su autor de cabecera, como la obra de Klee o Kandinsky y la necesidad de orden y sistemática limpieza formal de Malevich o Mondrian establecen vínculos interesantes que ayudan a entender su discurso, el máximo del mínimo como apunta Nasreen en sus diarios. SU VIDA Nasreen Mohamedi nació en Karachi (hoy el oeste de Pakistán) en 1937 y falleció en Baroda en 1990. Pero ¿quién es?. Es una mujer que nació en el seno de una familia musulmana con una vida cosmopolita y que se formó en Europa aunque vivió la mayor parte de su vida en India. Creció en Bombay y a los 17 años viajó a Londres donde estudió desde 1954-1957 en la escuela de Arte de Saint Martin. Tras un paréntesis de vida familiar en Bahréin, volvió a Europa con 24 años, para formarse en París con una beca que disfrutó desde 1961-1963. A principios de la década de los años 70 regresó a India y en 1972 trabajó como profesora de Bellas Artes en la Universidad de Baroda. Enseñó hasta su muerte, desarrollando unas enseñanzas conceptuales del dibujo contrarias al espíritu dominante basado en el realismo académico y la estética antropomórfica propias de las escuelas de arte de la época colonial. La enfermedad de Huntington, conocida como el baile de san vito, afectó a sus extremidades y la fue degenerando poco a poco, pero nunca le impidió seguir trabajando.
Sin título. Tinta y acuarela sobre papel, 1960.

Sin título. Tinta y acuarela sobre papel, 1960.

SU DESCUBRIMIENTO Su trabajo ha sido exhibido en importantes espacios dentro del mundo del arte contemporáneo. Destacaríamos algunos como: el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, el Museo Kiran Nadar of Art de Nueva Delhi, Kunsthalle de Basilea, la Documenta de Kassel nº12 en Alemania, Tate de Liverpool en Reino Unido y en Talwar Gallery, que organizó la primera exposición individual de su trabajo fuera de India en 2003, y que ha representado sus raíces durante más de una década, en Nueva York y en Nueva Delhi. Actualmente esta galería continúa difundiendo la importancia del trabajo de esta artista. Nasreen Mohameidi fue junto con las artistas Lygia Pape, Gego, Eva Hesse, Mary Kelly, Mira Schendel, Agnes Martin y la española Elena Asíns, las que transformaron el arte a mediados del siglo XX. Ellas hicieron de la búsqueda de la mística, del espacio, un logro artístico. En Septiembre del 2015 se organizó la exposición mencionada, La espera forma parte de una vida intensa, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía junto con El Metropolitan Museum of Art de Nueva York y con la colaboración del Kiran Nadar Museum of Art de Nueva Delhi.
Tinta y grafito sobre cartulina - COLECCIón SIKANDER y HYDARI a la izquierda. Collage y tinta a la derecha.

Tinta y grafito sobre cartulina — Colección Sikander y Hidari a la izquierda. Collage y tinta a la derecha.

Próximamente bajo la temática Unfinished: Thoughts Left Visible, El Metropolitan Museum of Art de Nueva York abrirá una nueva sede, El Met Breuer. Esta nueva sede inaugurará el espacio diseñado por Renzo Piano cuyo objetivo es presentar exposiciones     “pensadas” que postulen un significado más amplio de la modernidad a través de vastas geografías del arte. Se abrirá al público del 18 de Marzo al 5 de Junio de 2016 y contará con la primera retrospectiva del museo de la obra de Nasreen Mohamedi en los Estados Unidos. Esta exposición abarcará toda la carrera de Mohamedi, la mirada más completa hasta la fecha, y reunirá más de130 pinturas, dibujos, fotografías y diarios raramente vistos. La singular muestra recorrerá la complejidad conceptual y sutileza visual de la obra de la artista. «Born on 5th September, Teacher’s Day, was incidental to the fact that Nasreen Mohamedi was an extraordinary teacher. Her unique and eccentric presence influenced generations of students at the MSU from 1970s till the late 1980s.How often does one meet a teacher who sensitizes us to the minutest of changes happening around- the presence of breeze, light or movement in Nature as well as built environments? What she taught us in the course on drawing for the two preparatory years was about learning to be alert and attentive to the experiential world around us. Sometimes, we were asked to pick up from our surroundings what we responded to- a stone, a stick, a fragment from an object and draw its qualities through sight, touch, feel and texture while seeking connections beyond isolated objects. While outdoors, we were not learning to compose views of nature as landscapes but were made aware of those poignant details and elements in Nature that one may otherwise not even notice, discover or register. Subsequently, Nasreen also taught us the importance of silent reflection. She was the one who made me aware that the world is too much with us all the time and that it is important to withdraw from it and deeply reflect upon it as well.»  Roobina Karode
Nasreen Mohamedi en su estudio Bombay en el Instituto Desai Bhulabhai. Cortesía: Sikander y Hydari Colección.

Nasreen Mohamedi en su estudio Bombay en el Instituto Desai Bhulabhai. Cortesía: Colección Sikander y Hydari.

La imagen de portada: Sin título, ca. 1975. Tinta y grafito sobre papel –Colección Sikander y Hydari. ENLACE
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